El referente que tengo sobre grupos paramilitares o “guardias blancas” en el país, fue después del 68 cuando los regímenes del PRI emprendieron una brutal persecución y represión en contra de los diferentes movimientos y organizaciones sociales, fue durante la mejor etapa del trabajo organizativo de una parte de la izquierda mexicana.
Cómo olvidar la célebre Dirección Federal de Seguridad (DFS) con Fernando Gutiérrez Barrios al frente, cuando infiltraron la Liga Comunista 23 de Septiembre, logrando su fractura y después su liquidación, entre otros grupos más que optaron en esos momentos por la vía armada.
Las “guardias blancas” se formaron con policías rurales y vaqueros contratados por caciques y latifundistas de diferentes regiones de México, sobretodo en el sureste, quienes se encargaron de desaparecer y reprimir a grupos de campesinos sin tierra.
Luís Echeverría cooptó, mediatizó y sedujo con muchos beneficios económicos, viajes, becas académicas y apoyos materiales a un sinfín de grupos y líderes de “izquierda”, sobre todo para controlar, delatar y confrontar al movimiento social proveniente del Partido Comunista Mexicano (PCM).
“Halcones, madrinas, porros, pandilleros, expolicías judiciales, bandas de barrios marginales, chavos desempleados y otros más siempre han formado parte de grupos de choque y paramilitares al servicio de algún gobierno.”
Hace años, en Tenampulco, un grupo de indígenas de la entonces FIOAC luchaban por un pedazo de tierra que les fue arrebatada por los “latifundistas”; cuando llegamos con ellos, al otro lado del río estaban apostados más de 20 pistoleros con uniformes militares y otros de sombrero con rifles en mano.
La mayoría de los ganaderos, pequeños propietarios (latifundistas y caciques) de la parte norte del estado de esta forma se apropiaron de una gran cantidad de tierras, se enriquecieron, y con el apoyo del gobierno crearon sus propias “guardias blancas” para evitar invasiones y que los campesinos e indígenas se organizaran.
Empezaron a reprimir a las organizaciones campesinas en la Sierra Norte cuando se dieron cuenta que su enojo y exigencias estaban creciendo y podían recuperar lo que fue suyo.
Por otra parte, cabe decir que los países de Sudamérica fueron quienes más sufrieron con la violencia paramilitar, pues la persecución y la represión en aquellas naciones fue extremadamente dura; aquellos gobiernos dictatoriales se ensañaron con los grupos de izquierda. Historias de tortura inhumana y una larga lista de desaparecidos son la herencia de estos grupos.
Centroamérica es una región muy pequeña en donde la presencia paramilitar continúa existiendo. El Salvador y Nicaragua pasaron por procesos revolucionarios en contra de sus gobiernos militares, después con el apoyo de la CIA se armaron los llamados “contras” nicaragüenses que asaltaron, mataron y tomaron ciudades.
Guatemala es un caso especial. Los paramilitares conviven con el ejército y las policías de ese país; su violencia es brutal y han asesinado a indios y a monjas misioneras. Por eso, ahora que conocemos un video en donde aparece un grupo de “sicarios” denominado los “Mata Zetas”, no deja de ser preocupante para muchos. Si ayer los llamados grupos paramilitares o “guardias blancas” existieron y tuvieron cobertura del gobierno para perseguir a la izquierda, hoy aparece otro grupo de manera muy extraña, leyendo un documento bien redactado y diciendo que “ajusticiarán” a los delincuentes por propia mano.
Como si los problemas que tenemos en México no bastaran, ahora aparecen estos paramilitares que amenazan con llevar a cabo una guerra de exterminio en contra de sus presuntos enemigos. Y si no fuera suficiente con lo anterior, el mal gobernador veracruzano no ha podido dar una explicación legal, menos aún esclarecer los hechos brutales que sucedieron en días pasados en su estado.
El gobierno federal, por su parte, ha salido a desmentir la presencia de estas bandas paramilitares, niega que existan, dice que serán perseguidos por la ley y no permitirán el “ojo por ojo”.
Mientras, no hay día en el que la violencia delincuencial haga su aparición y los muertos sigan pendiendo en puentes o sean tirados en calles transitadas. Muchas veces se ha negado que estemos en un proceso de “colombianización”, ahora también se niega la aparición —extraña por cierto— de este grupo paramilitar denominado los “Mata Zetas”.
Es claro que el actual gobierno no puede sacar en estos momentos de las calles al Ejército, tampoco les dirá: “muchas gracias, soldados”, es hora de regresar a sus cuarteles.
El mandatario federal está obligado a actuar de inmediato para evitar que estas células paramilitares empiecen otra “guerra sucia” en México.
"Respetamos a las fuerzas armadas, comprendemos que ellas no pueden actuar al margen de la ley que nosotros fomentamos.
”Cada quien su lucha y sus miedos; nosotros, un solo corazón.”
Estos son sus mensajes y no habrá que menospreciarlos, el proceso electoral de 2012 puede salir dañado por la polarización política y la extrema inseguridad que vivimos los mexicanos.
¿Grupos paramilitares en México?
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