Si a Rodolfo Ruiz le hubieran dicho hace 12 años que dos sexenios después de la embestida que Manuel Bartlett lanzó en contra de El Universal de Puebla padecería una más sangrienta, seguramente se hubiera carcajeado. Hoy, lo de Bartlett es un juego de niños comparado con las acciones de Rafael Moreno Valle. Veamos.
El día de ayer se hizo público el proceso legal entablado en contra de la esposa del periodista Rodolfo Ruiz, mismo que podría desembocar en un asunto penal.
En respuesta, el que fuera director de El Universal de Puebla declaró a través de su propia cuenta de Twitter que esta arremetida en contra de su mujer obedece al contenido de sus entregas periodísticas.
Mucho se dirá respecto a este caso, en donde la paternidad de esta persecución apunta a Moreno Valle, mientras que la parte oficial la negó tajantemente.
Para la mala fortuna del gobernador, su autoritarismo y sus antecedentes persecutorios lo señalan.
Sin entrar al fondo del caso, me queda muy claro que la percepción mayoritaria culpa al morenovallismo de una nueva persecución.
Quienes hemos padecido la persecución de este gobierno sabemos de lo que son capaces.
Y dicen que lo mejor está por venir.
¡Pa’lamadre!

Firme, Peña Nieto
Aunque en algunas columnas nacionales la decisión del Consejo Político Nacional del PRI de que una consulta abierta sea tomada como una opción para Manlio Fabio Beltrones, la realidad es que la percepción general es que el tricolor ya tiene candidato.
Para el suspirante sonorense se antoja sumamente difícil —por no decir imposible— que pudiera lograr mover a la masa priista, cuando los números en prácticamente todas las encuestas reflejan una euforia nacional causada por el “Goldenboy” de la política.
Ante el complejo escenario, y como ayer lo comenté en esta columna, la declinación de Beltrones sólo es cuestión de tiempo.
Pero, siguiendo la lógica de quienes piensan que Beltrones participará en la interna priista, vale la pena analizar algunas circunstancias derivadas de esta hipótesis.
Si consideramos que la diferencia en cuanto al nivel de conocimiento de los dos aspirantes es de 50 puntos, y que los positivos de Peña le dan una ventaja considerable contra el otro suspirante, tenemos que Beltrones requeriría de un milagro para recuperar su desventaja y así convencer a los participantes en la contienda interna de que puede ganar.
Sin embargo, por tratarse de una elección abierta, en donde la simple presentación de la credencial de elector basta para emitir un voto, nace la posibilidad de que la oposición mueva su estructura para provocar la caída del más peligroso de los aspirantes.
En pocas palabras, que Calderón ordenara una movilización de toda la estructura federal para inflar la votación para Beltrones.
Esta remota operación implicaría un enorme riesgo para el PAN porque una votación masiva mandaría un mensaje de fortaleza tricolor, al registrar una millonaria votación nacional.
En su afán de derribar a Peña, agigantarían a un PRI que, de por sí, se ve cada día más cerca de regresar a Los Pinos.
Así las cosas, se ve muy remota una operación “antipeñista” ordenada desde la oficina de la presidencia.
Por estas y muchas otras razones, tengo claro que la candidatura de Enrique Peña Nieto es irreversible.