Decía el “Piporro” en ese bonito corrido de Agustín Jaimes: “Bigote caido, ceja poblada, patilla larga… no le hagas confianza, es mañoso”. Y esto viene a colación por la persecución contra Víctor Manuel Hernández Quintana, quien es todo un personaje de don Eulalio González “Piporro”.
Resulta que buscarle todos los pies al titular del OFS puso a todos los marinistas —ahora sí— contra la pared, pues los anteriores anuncios o amenazas de que si iban sobre Rafael Arango, Eduardo Macip, entre tantos, a muchos les hacía reírse y a otros rascarse la cabeza.
El tema del OFS, aunque chiquito, resultó muy picoso. Algunos diputados priistas, incluso no saben qué hacer, pues por un lado reciben línea del actual gobernador del PAN y por otro, aseguran han recibido amenazas de supuestos “emisarios del pasado” (suena mamoncita la palabra pero es la adecuada).
Y decimos supuestos porque no nos consta quién llamó.
Desde el martes de la semana pasada, los teléfonos de algunos legisladores del partido tricolor sonaban y sonaban.
—¿Qué no vas a contestar? —les preguntaban.
Nerviosos, los priistas hacían muecas, torcían la boca, fruncían el seño para dar a entender que no.
Quien sí lo hizo recibió este mensaje, supuestamente:
—Bueno… —contestaba el diputado.
—Ya sabes quién habla. No digas nada, sólo te recuerdo que nosotros te hicimos diputado. No los que están ahora. Si te dan lana, esa es tu bronca, pero te recuerdo cómo llegaste ahí. Así que cuidadito y vas contra el OFS. No vaya a ser que tengas un accidente cuando viajes en carretera.
—…
—¿Me escuchaste?
—Sí, sí.
Fin de la llamada.
El tema del OFS dolió tanto en el corazón de los marinistas que salieron exdiputados, un exfuncionarios estatal a dar una posición, por primera vez. Y es que es cierto, lo que hay en las famosas cajas es oro molido, pues aunque la cuenta del exgobernador está aprobada en lo general, si alguien entrara a revisar los documentos podría armar un escándalo en tiempos electorales.
Lo cierto es que los marinistas que, supuestamente, incurrieron en actos de abusos caminan tranquilos por las calles, van a sus palcos a los partidos de futbol, viajan por todo el mundo; en fin, parece que saben que sus cabezas no tienen un precio. Y es que siempre que sale este tema a relucir (le llaman “cacería de brujas”) se habla de un pacto entre Mario Marín, Felipe Calderón y el PAN.
Se decía, desde antes de la campaña, que Marín había negociado la elección y que por ello había mandado a Javier López Zavala, el peor candidato que había tenido el PRI en la historia de Puebla.
También se dijo que el propio Zavala, a unos días de los comicios, buscó negociar su derrota y que una vez enterado Marín, éste mandó a desarticular todas las operaciones planeadas para detenerlo y que el favor se lo debieran a él.
Lo cierto es que el día de los comicios en Casa Puebla, Marín estaba solo. Lo acompañaba su hijo y algún amigo que lo fue a visitar, pero solo al fin. No había nada ni computadoras ni celulares, ni nexteles que sonaran todo el tiempo.
Mario Marín, quien es uno de los mejores operadores electorales, no metió las manos y seguramente sabía que eso provocaría la derrota de su “delfín”. Por eso se habló de un pacto: por el pésimo candidato, porque Marín no operó y porque aunque se supo de muchos abusos de exfuncionarios, no se procedió en su contra.
Nunca nadie sabrá si es que hubo o no pacto, pero como decía mi abuelita: “piensa mal y acertarás”.
No sé si es que vaya a pasar algo más allá con el tema del OFS, pero de algo estoy seguro: de que se pusieron nerviosos, se pusieron nerviosos. Y si no, pregúntenle a los diputados.
¿A cuáles? Pues a los que cobran con el PRI, pero se persignan con el PAN.