Después de uno de los varios puentes vacacionales y muy a la mexicana, el mes de noviembre pinta muy movido, complicado y anuncia sorpresas políticas en varios frentes partidarios. Antes de escribir algunas líneas sobre la reunión del XXXI sesión del Consejo Nacional de Seguridad Pública, en donde polemizaron varios gobernadores con el presidente de la República por el asunto de sus “corruptas” policías.
No quisiera dejar pasar un asuntito político que tiene que ver con una parte de la izquierda. Para este sábado se anuncia la presencia en la ciudad de Puebla del jefe del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, comentan algunas corrientes (PRD) que se reunirá después del mediodía con los ciudadanos poblanos; dicha visita es interesante, pues este fin de semana arranca la evaluación nacional y abierta que aplicaran dos empresas encuestadoras para definir al candidato de las izquierdas en México.
Marcelo anda movido y mediante una carta abierta a la opinión pública, “¿Por qué quiero ser presidente de la República?”, muestra sus razonamientos y propuestas que, cabe decirlo, no son malas y en concreto plantea reconstruir la nación, resolver lo injusto en el presente y garantizar a las nuevas generaciones un futuro mejor y diferente.
Se dice que los dos aspirantes de las izquierdas se han puesto de acuerdo con las encuestadoras que harán las mediciones, para que después nadie se llame sorprendido. Además, las preguntas acordadas hasta el momento son: ¿Quién es más conocido, AMLO o Ebrard? ¿A quién preferirías como candidato de las izquierdas? ¿A quién prefieres entre Enrique Peña Nieto, Josefina Vázquez Mota y Marcelo Ebrard? ¿A quién entre Peña Nieto, Vázquez Mota y AMLO?
Vistas así las cosas, para el 15 de noviembre la izquierda en México tendrá por fin candidato oficial; no quieren dejar que el tiempo les gane, tampoco que el PRI y PAN se posicionen entre el electorado, con la aclaración o como dirían los burócratas “izquierdosos”, todo dependerá de la correlación de fuerzas, de la estrategia y táctica y las condiciones históricas del país. Habrá que esperar, porque Ebrard definirá muchas cosas sobre el destino de la izquierda.
Bueno, ahora sí, la postura asumida por presidente Felipe Calderón Hinojosa no fue mala, más que “pelear” o discrepar con los “mandamás” de las 32 entidades de la República, les soltó de frente que “no pueden dejar al zorro en el corral de las gallinas” o la mayoría de las policías “no son confiables”. Lo que es lo mismo, no podrán terminar con la delincuencia en México con las policías que tenemos en nuestras entidades, sobretodo porque existe la duda fundada sobre su complicidad y corrupción con la delincuencia organizada.
Lo primero es lo primero, el Estado mexicano tiene la obligación constitucional de garantizar y brindar la seguridad a todos los ciudadanos. Sin embargo, los gobernantes son los garantes en sus estados para resguardar la seguridad de sus gobernados, para eso existen y deben funcionar sus instituciones de seguridad pública.
Es un asunto verdaderamente complejo, el rezago en la depuración de las policías, según se mencionó en dicha reunión, es de un 84.5 por ciento de los 458 mil 816 elementos que existen en el país.
Si nuestros gobiernos o los mandatarios estatales no cumplen sus compromisos, no sé entonces a quiénes tendremos que recurrir. Ha quedado demostrado que la inseguridad en México y ahora sus violentas manifestaciones, han tomado por sorpresa a la mayoría de las policías estatales y éstas han demostrado su incapacidad profesional y de confianza entre la sociedad, poco nos defienden.
Cabe decir que varias administraciones estatales son nuevas, más no las excluye de sus responsabilidades; debieron ser firmes en valorar la debilidad de sus fuerzas de seguridad pública. Por otra parte, resulta increíble que muchos gobiernos de ayer le hayan prestado tan poca atención al tema de la inseguridad, depuración y evaluación de sus instituciones encargadas de estos temas.
Las razones que expusieron los ejecutivos estatales son varias y no vemos su pronta solución.
La gente que habitamos en los estados del país, en una buena mayoría desconfiamos en los policías estatales, hemos visto que los gobiernos solo los contratan “así, nomás”; en muchas de las veces para comprobar los recursos federales, emplean a muchas personas que emigran del campo a la ciudad. Año tras año dan banderazos de salida a nuevas unidades equipadas con todo, pasan tres meses y las descomponen, en los últimos años han inventado grupos tácticos y de reacción “violenta”, que son jóvenes que se creen “boinas verdes” o “mercenarios” que terminan violentando los derechos humanos de jóvenes y personas comunes.
Puede que tenga razón Calderón Hinojosa, como pedir que salga el Ejército y la Marina de las calles en donde el narcotráfico se adueñó de las ciudades, con elementos policiacos que no son confiables para nadie.
Desconozco cuántas entidades puedan tener centros de inteligencia para vigilar y enfrentar a la delincuencia organizada, recursos federales hubo. Un verdadero dolor y problema debe ser el control y la depuración de las policías en los municipios mexicanos. Tan sólo en Puebla tenemos 217 presidencias municipales y los ediles de estos lugares contratan sin más a sus propios “polecías”, que en muchas veces llegan de otros lugares y otros son exjudiciales o quién sabe.
La última: en nada abonan para el buen tráfico de las ideas en estos momentos las últimas declaraciones del líder nacional del PRI, Humberto Moreira, al burlarse de Ernesto Cordero, candidato del PAN, al decirle “Chiquidrácula”. Las cosas parecen descomponerle más de lo previsto al líder del tricolor.
Otro que anda tras los pasos de Moreira, que piensa que la política es de “botellazos”, es el jovenazo dirigente local del Panal, quien ha dicho que los políticos de edad adulta —refiriéndose a Bartlett Díaz— deben ser “segregados” de la “raza joven”, dizque porque su tiempo ha pasado, es del pensamiento único.