Muchos pasajes de la historia de nuestro país nos confirman su actualidad.
El Plan Libertador Justicia y Ley, firmado un 28 de noviembre de 1911 por 55 jefes revolucionarios, nos presenta el sentimiento claro de un grupo de hombres que consideraron que el jefe de la revolución libertadora de México, Francisco I. Madero, no había llevado a “feliz término” la revolución que gloriosamente inició”, sintiendo traicionados los principios que defendieron, además de que estaba “provocando el malestar del país y abriendo nuevas heridas al seno de la Patria para darle a beber su propia sangre.”
Estos generales revolucionarios afiliados al Ejército insurgente y constituidos en junta revolucionaria, convocaron así a defender el Plan de San Luis Potosí y en 15 puntos que contiene este plan libertador de justicia y ley, firmado en Ayala, sostienen llevarían a cabo las promesas que hizo la revolución y desconocen cómo jefe de la revolución y como presidente a Francisco I. Madero por “haber reiterador derramamientos de sangre y multiplicadas las desgracias a la Patria de una manera solapada y ridícula no teniendo otras miras que satisfacer sus ambiciones personales, sus desmedidos instintos de tirano y su profundo desacato al cumplimiento de las leyes preexistentes emanadas del inmortal Código de 57 escrito con la sangre de los revolucionarios de Ayutla”.
Refrendan lo establecido en el Plan de San Luis y adicionan algunos puntos para continuar su lucha: “los terrenos, montes y aguas que haya usurpado los hacendados, científicos o caciques a la sombra de la tiranía y de la justicia venal, entrarán en posesión de estos bienes inmuebles; desde luego los pueblos o ciudadanos que tengan sus títulos correspondientes a estas propiedades, y en virtud de que la inmensa mayoría de los pueblos, no son más dueños que del terreno que pisan, sufriendo los horrores de la miseria sin poder mejorar su condición social ni poder dedicarse a la industria o a la agricultura por estar monopolizados en unas cuantas manos las tierras, montes y aguas; por esta casa se expropiarán previa indemnización de la tercera parte de esos monopolios a los poderosos propietarios a fin de que los pueblos y los ciudadanos de México obtengan ejidos, colonias, fundos legales para pueblos o campos de sembradura o de labor y se mejore en todo y para todo la falta de prosperidad y bienestar de los mexicanos”.
Hoy nuestro país sufre las consecuencias de una “guerra” en contra del narcotráfico: “provocando el malestar del país y abriendo nuevas heridas al seno de la Patria para darle a beber su propia sangre.”
Hoy —en datos de Coneval— uno de cada cinco mexicanos no tiene para comer y 6 millones se sumaron a los 50 millones contabilizados como pobres con un alto rezago social, “sufriendo los horrores de la miseria sin poder mejorar su condición social”.
Hoy el apoyo al campo ha disminuido gravemente. La importación de granos ha ido en aumento, dejando de lado “campos de sembradura o de labor, que se mejore la falta de prosperidad y bienestar de los mexicanos”.
Hoy la violación al Estado de Derecho, ha generado impunidad, “profundo desacato al cumplimiento de las leyes preexistentes emanadas del inmortal Código de 57, escrito con la sangre de los revolucionarios de Ayutla”.
Hoy, la tierra el agua y la libertad siguen siendo banderas vigentes en México.
Y esta consigna fue firmada en 1911, certificando su autenticidad el general de División del Ejército Nacional, Gildardo Magaña, un 10 de noviembre de 1926.
“Mexicanos: considerad que la astucia y la mala fe de un hombre está derramando sangre de una manera escandalosa por ser incapaz de gobernar; considerad que sus sistema de gobierno está agarrotando a la Patria y hollando con la fuerza de las bayonetas nuestras instituciones, y así como nuestras armas las levantamos para elevarlo al Poder, ahora las volvemos contra él por faltar a sus compromisos con el pueblo mexicano y haber traicionado la revolución iniciada por él, no somos personalistas, somos partidarios de los principios y no de los hombres”
General Emiliano Zapata y 54 rúbricas.

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