La guerra entre el gobernador Rafael Moreno Valle Rosas y el ala radical de la ultraderecha panista, ya no tiene vuelta de hoja.
La relación entre la ultraderecha poblana y el mandatario estatal vivió sus vaivenes en el 2011, pero sin lugar a dudas será en este año cuando ya no haya vuelta atrás.
La creación de un nuevo partido estatal denominado “Compromiso por Puebla” por parte de la estructura morenovallista, por cierto excelentemente bien documentada por el periodista Rodolfo Ruiz Rodríguez, ha sido sin duda la gota que derramó el vaso en la tortuosa relación entre el Yunque y el gobernador Moreno Valle.
Instalados en su papel de verdadera oposición en Puebla, la derecha no dudó ni un minuto en evidenciar cómo desde la máxima estructura de poder del gobierno del estado, se crea una estructura política para desbaratar al panismo poblano, todo con un claro destino al 2013.
El gobernador a su vez no le perdona a la organización que no hayan cedido a la intentona de colocar en el primer lugar de la lista de aspirantes a la diputación plurinominal a su operador de lujo, Eukid Castañón Herrera, quien quedó fuera de la Legislatura federal. Fue la única derrota política, entre comillas, que sufrió el gobernador durante su primer año de administración y se la propinó el partido que se supone gobierna a su lado y lo llevó al poder en la contienda del 2010.
La batalla entre el panismo tradicional y el morenovallismo no tendrá su punto culminante en este año que recién inicia, sino que vivirá su real ruptura en el 2013, cuando Acción Nacional tenga que elegir a su candidato a la presidencia municipal de Puebla.
Ahí sí las cosas entrarán en su punto de ruptura, sobre todo si —como parece indicar— el gobernador busca impulsar para este cargo a un personaje que no esté identificado con el ala radical panista. Como dice el lema del morenovallismo, lo mejor está por venir en la lucha entre el Yunque y el gobernador.

Bartlett le rompió el esquema al morenovallismo
La postulación de Manuel Bartlett Díaz como candidato al Senado de la República, por parte del bloque de izquierda que encabeza Andrés Manuel López Obrador, no sólo ha fracturado al priismo local, sino que también movió los escenarios creados en Casa Puebla.
Inicialmente el gobernador Moreno Valle veía con simpatía la posible postulación de la dupla de Javier López Zavala y Guillermo Aréchiga Santamaría por parte del PRI, y de Javier Lozano Alarcón y quien fuera la segunda fórmula del PAN, que finalmente todo parece indicar que recaerá en Augusta Díaz de Rivera. Hasta ahí digamos ese era el panorama ideal en Casa Puebla.
Pero la postulación del exgobernador Manuel Bartlett como el candidato al Senado por parte de las izquierdas movió todo el tablero, el gobernador nunca pensó en la posibilidad de que el movimiento de Andrés Manuel López Obrador pudiera tener un candidato tan competitivo como lo es Bartlett, lo cual pone en riesgo su escenario ideal.
Tanto Zavala como Aréchiga son piezas morenovallistas, el cuadro ideal se completaba con la llegada de Lozano al Senado de la República como otra pieza de Casa Puebla, como primera minoría; hasta ahí el mandatario cumplía todos sus compromisos, ganaba tres senadores y todo bien.
Pero la postulación de Bartlett incluso complica las cosas e incluso “futureando”, hasta su propia sucesión. Y es que para contener a Bartlett necesita por el lado del PRI contar con un candidato competitivo, con peso político y tablas para medirse con el exgobernador y exsecretario de Gobernación, y con el exsecretario del Trabajo y amigo del presidente de la República.
Eso le abre la posibilidad al rector de la UAP, Enrique Agüera Ibáñez, para ser el candidato del PRI al Senado de la República pero las preguntas son: ¿Qué pasará si el rector gana? ¿Meterá Moreno Valle a su sucesión al rector Agüera? ¿Y su “delfín”? O a poco de verdad alguien puede creer que Moreno Valle no buscará imponer a su sucesor.

Una puntualización
El siempre bien informado periodista Rodolfo Ruiz comentó que el secretario de Finanzas del CEN del PRI, Jorge Estefan, fue visto en las vacaciones decembrinas en Miami Beach, lo cual es cierto.
El poblano viajó el 24 para pasar la Navidad con su familia y el 25 regresó a México. También viajó el 31 para pasar Año Nuevo con sus seres queridos y el primero estaba de regreso.
Fueron los únicos días que estuvo fuera del país, el resto lo pasó trabajando con el líder nacional del PRI, tal y como lo afirmé, quien por cierto lo ratificó ya en su cargo.
Y también, como lo comentó Rodolfo, “sí, estuvo en Bel Harbour, pero sólo para comer”.