No tengo duda de que uno de los requisitos para ejercer la política es ser especialista en “aprovecharse el árbol caído”, y sin que influya el instituto político al que se representa, el requisito es indispensable.
Resulta que en esta ocasión quien sacó el cobre fue el diputado local del PRI, Filiberto Guevara, que ni tardo ni perezoso propuso en el Congreso local una iniciativa de ley para que las constructoras se hagan responsables de daños a terceros en caso de algún accidente. Las modificaciones a la Ley de Obra Pública incluyen la obligatoriedad hacia las empresas para que coloquen la señalización correcta para evitar accidentes y congestionamiento vial.
Por supuesto, el foco se le prendió al diputado tricolor después de lo sucedido hace un par de semanas en la construcción del viaducto Ignacio Zaragoza, en donde se desplomó una “ballena” de concreto que afortunadamente no ocasionó pérdidas humanas ni heridos, aunque sí se convirtió en un imperdonable error de la compañía a cargo de la obra, tanto que el gobierno estatal —dicen— no contratará para los próximos proyectos.
No estoy en contra de la propuesta del legislador de Izúcar de Matamoros. De hecho, sorprende saber que la Ley de Obra Pública y Servicios Relacionados, carece de un apartado que proteja la seguridad de los poblanos que por circunstancias diversas se encuentren en situación vulnerable ante algún tipo de contratiempo.
Lo que no comprendo es por qué se les prende el foco hasta que pasa algo de lo que pueden aprovecharse, no sólo políticamente, sino para magnificar las carencias o errores del otro.
Dicen que más vale tarde que nunca, pero me pregunto si acaso los poblanos, los mexicanos, seguiremos esperando a que ocurra una tragedia consecuencia de las fallas técnicas de una empresa, errores humanos o sorpresas de la naturaleza para enterarnos que la ley, los gobiernos y sus responsables no nos protegen.