El Partido Acción Nacional es uno de los institutos partidarios con más años en la vida política y partidaria de nuestro país. Tiene su propia historia y —al igual que PRI y PRD—, su referente ideológico tuvo que ver con el proceso revolucionario de 1910. Su principal fuente de inspiración fue la lucha de Francisco I. Madero.
La evolución y participación de este partido conservador y hasta hoy fiel representante de las clases medias y altas en México, ha sido significativa y en sus diferentes ciclos históricos aportó lo necesario, desde su propia visión sobre la democracia y el bien común. Nos guste o no, Acción Nacional junto con la izquierda fueron por muchos años contrapeso político ante el régimen del partido de Estado.
Pasaron de una formación doctrinaria al gradualismo y terminaron por practicar un pragmatismo electoral puro que los ha conducido al poder.
Siguen siendo fieles representantes de la derecha mexicana, en sus diferentes vertientes en todas las entidades del país. Son un partido que resguarda celosamente sus principales valores: religión, la vida, sus libertades y su moral.
Políticamente siguen pensando en el sufragio efectivo, la democracia. Además son feroces enemigos de la corrupción y el autoritarismo. Defienden el neoliberalismo y los valores individualistas de las sociedades de consumo y abiertas.
En nada se han diferenciado del viejo partido (PRI) y su modelo económico y social.
Su última batalla épica en contra del fraude electoral en México, tal vez fue aquella de 1988 en donde Manuel J. Clouthier —icono al que sólo recuerdan en celebraciones y actos de campaña—, junto con Cuauhtémoc Cárdenas, protestaron en contra de la imposición de Carlos Salinas de Gortari.
Fue hasta el 2000 cuando la alternancia los alcanzó y benefició como el principal partido opositor, después de más de 80 años de gobierno de un solo partido. La sociedad se hartó y cansó del viejo modelo partidario, de sus abusos y falta de soluciones reales.
Actualmente siguen gobernando la nación, están por cumplir dos sexenios en el poder y muy pronto malgastaron su bono democrático. El actual régimen se desgastó de forma muy apresurada y perdieron la brújula para conducir mejor al país.
Algo sucedió con el “calderonato” que aún no me explico: tuvieron grandes oportunidades para demostrar la viabilidad de su proyecto de gobierno y no lo pudieron hacer. Se los comió el tiempo y se adentraron en su guerra contra el narcotráfico, que se volvió una obsesión diaria de la cual no han podido salir.
Lo anterior provocó que los grandes asuntos nacionales dejaran de ser una prioridad y que nuestra economía se estancara.
Bueno, hay que decir que Acción Nacional nunca entendió que era el partido que gobierna el país. Tuvieron miedo de desmontar las viejas estructuras para construir las nuevas que exigía la transición democrática.
No lo supieron hacer, no jalaron a la sociedad, no se conjuntaron con la izquierda y trágicamente la alternancia los puede hacer caer.
El PAN tiene y vive su propio juego de intereses, no son un partido de ideales: el gozo por el poder los atrapo y desdibujo. Sus dos vertientes hoy se disputan todo: la extrema derecha —con sus grupos de presión— y la derecha moderada del blanquiazul, se enfrentan por controlar la estructura partidaria, candidaturas, gobiernos y decidir quién será su candidato oficial para las elecciones de julio del 2012.
Ahora quiero abordar la inédita disputa por la candidatura presidencial de los tres panistas: Ernesto Cordero Arroyo, Josefina Vázquez Mota y Santiago Creel Miranda.
Vale destacar que sólo el PAN es quien lleva a cabo una consulta interna entre sus miembros. El PRI —con sus conocidas costumbres y hábitos— tiene candidato único y mantiene su “unidad interna”. El PRD y las izquierdas, por vez primera no se pelearon y dividieron, aplicaron el método de las encuestas, donde AMLO resultó ser el factor de su unidad a toda costa.
Este domingo los panistas saldrán a votar y decidir a su candidato, en medio de enfrentamientos y denuncias. Los reacomodos de sus grupos se dieron en ambos bandos y la moneda —creo— está en el aire.
Ningún grupo de poder azul puede negar que opera en favor de uno o de cualquiera de los tres suspirantes. Serán unas elecciones cerradas y muy reñidas, en donde una segunda vuelta bien pudiera darse.
Aunque son muy raros y presuntamente muy decentes los panistas, nadie descarte los arrebatos y las pasiones desbordadas. Habrá pelea, sobre todo entre los equipos de Josefina y Ernesto Cordero.
Tampoco se sabe a quién beneficiaría un presunto abstencionismo de militantes y adherentes del PAN. Josefina Vázquez le apuesta a ganar en la primera vuelta con al menos 51 por ciento de los votos para no legar al 19 de febrero.
El padrón de votantes es de un millón 759 mil votantes. Comentan los enterados que los miembros activos (298 mil 76 panistas) pueden definir la elección.
“En el 2005, de un millón 87 mil 286 panistas registrados, votaron apenas 315 mil 225, un 28.9 por ciento. El 60 por ciento de ellos eran miembros activos.
”Felipe Calderón se convirtió en candidato presidencial con apenas 160 mil 488 votos, que representaron el 51 por ciento de la votación, pero que no llegaban ni al 15 por ciento del padrón de militantes activos y adherentes.”
Tanto Cordero Arroyo como Vázquez Mota le apuestan a los estados que concentran mayor número de miembros activos. Estos son: Jalisco, Estado de México, Puebla, Veracruz, San Luis Potosí, Nuevo León, Yucatán, Michoacán, Durango y el Distrito Federal. Aglutinan 158 mil 809 panistas activos y representan 53.2 por ciento del total.
A lo mejor el próximo domingo sabremos el nombre del abanderado panista y, en consecuencia, al adversario de Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador.