Uno de los principales atributos que le permitieron a Rafael Moreno Valle ganar la gubernatura fue su pragmatismo para pactar con todos los grupos políticos, que aceptaron ciegamente las propuestas del entonces “suspirante”.
A dos años de distancia, el escenario ha cambiado y hoy está metido en serios aprietos para cumplirle a todos los partidos que lo llevaron al triunfo, sin romper con el PRI, con quien se presume tiene acuerdos en lo oscurito.
Conforme pasan los días y el PRI se consolida como virtual triunfador de la elección presidencial, las circunstancias se complican para el mandamás poblano, quien se ha visto exigido por todos los partidos políticos.
Fueron tantos los compromisos contraídos por el morenovallismo, que hoy todos los partidos están formados en la ventanilla de pagos para hacer efectivas las facturas pendientes.
Así las cosas, cada partido espera que Moreno Valle les entregue resultados. Veamos.
En primer lugar, el PAN tiene fuertes esperanzas de que Puebla sea uno de los estados que más votos otorgue a Josefina Vázquez Mota, les garantice el triunfo en el Senado y cuando menos unas 10 diputaciones. Para esto, el día de ayer apareció en Puebla el nuevo delegado del Partido Acción Nacional (PAN), Germán Tena Fernández, quien sin recato alguno afirmó que el principal activo de su partido es el gobernador, ya que fue el propio Moreno Valle quien avaló su llegada al estado.
La lectura natural a estas declaraciones implica la participación activa del mandatario poblano en la campaña del PAN en Puebla. Pese a todas las versiones que aseguran existe un convenio entre Rafael Moreno Valle y Enrique Peña Nieto.
De acuerdo con la declaración del delegado Tena, el gobernador avaló su llegada. Es evidente que está metido en la campaña y que asume ciertos compromisos con el partido que lo llevó primero al Senado y, posteriormente, a la gubernatura.
Evidentemente, una derrota contundente del PAN marcaría a Moreno Valle como un traidor, lo cual sería un punto negro para hacer realidad sus sueños presidencialistas.
Por otra parte, el gobernador está moralmente obligado con el Partido Nueva Alianza, al cual debe entregarle 200 mil votos para ayudarle a su supervivencia. Lo anterior le reduce el margen de maniobra para quedar bien con los demás partidos.
Por último, Moreno Valle tiene otro compromiso con el candidato a presidente Peña Nieto, quien cuenta con que en Puebla ganará y no le harán ruido durante la campaña con escándalos mediáticos del exgobernador Marín Torres y de la exalcaldesa Alcalá Ruiz.
De esta forma, el gobernador se ha convertido en el cohetero, sabiendo que las posibilidades de quedar bien con todos es una tarea prácticamente imposible.
Con la vara que mides…
Y hablando de los compromisos de Moreno Valle, vale la pena hacer una breve reflexión.
Para llegar a Casa Puebla el gobernador ofreció hasta las perlas de la virgen con tal de alcanzar su objetivo.
Prometió y prometió, sin importar el tamaño de los compromisos pactados.
Lo mismo ha prometido Enrique Peña Nieto para llegar a Los Pinos y ha pactado con todos, incluidos algunos gobernadores de otros partidos.
Si el pacto entre Peña Nieto y Moreno Valle es real, debo recordarle a Moreno Valle que cuando el priista habite en Los Pinos es muy probable que haga lo mismo que él ha hecho con quienes creyeron en su palabra.
El gobernador sabe lo que hizo con todas sus promesas con sus aliados políticos, y lo que representaría que para él que Peña Nieto le aplicara la misma táctica que él le aplicó a los partidos y grupos que lo llevaron al poder.
No quiero ser ave de mal agüero para el mandatario poblano, pero una vez que Peña ocupe la Presidencia, la historia será distinta y Moreno Valle pasará de aliado, a un gobernador de oposición, con todo lo que esta circunstancia implica.
Y si no, al tiempo.
RMV, con Dios y con el Diablo
PUBLICIDAD