Con una entrada muy aceptable y ante un entusiasmo desbordante, se dio la corrida de feria en la muy pintoresca y risueña población serrana en la plaza de toros Batallón de Zacapoaxtla, ante un público feriante y festivo se lidiaron toros de Felipe González, 4 para los toreros de a pie y 2 para rejones; uno de La Cardenilla y uno del “Quique” Gómez Alanís, lo que hoy se llama Monte Caldera y que fueron lidiados —estos dos últimos— por Rodrigo Santos y en lidia ordinaria por los jóvenes toreros hispanos Francisco Ureña y Ernesto Javier Cala “El Calita”, quien entró en sustitución del tijuanense Alejandro Amaya.
Antes de continuar con la crónica, unas palabras sobre esa plaza recién construida y que —igual que la de El Pinal en Teziutlán— es techada, con estructura permanente y cuenta con todas las instalaciones y servicios, hasta camerinos; cierto que ésta, que se llama como dicho quedó arriba: Batallón de Zacapoaxtla, tiene una conformación más para centro de espectáculos pero no deja de ser una buena plaza de toros muy funcional y con capacidad para poco más de 8 mil espectadores.
Construida en una hondonada —o barranca— que se ubica sobre el libramiento de carretera; sus últimos o más altos graderíos están esculpidos sobre la roca y una escultura de un Zacapoaxtla en su típico uniforme de jorongo y ropaje con calzón y camisa en alba manta, machete en mano, desde lo alto preside la escena, pues ahí en ese municipio las autoridades se han dado a la tarea de fomentar e impulsar una naciente afición.  El motivo de este festejó era conmemorar los 150 años de la Batalla del 5 de Mayo y no queda por demás aseverar que la gente acudió entusiasta.
En lo taurino, Rodrigo Santos además de complacer al público que en esos lugares serranos gusta del espectáculo ecuestre, se dedicó a pinchar perdiendo al menos tres trofeos, pues salió con una sola oreja en la espuerta. Una verdadera sorpresa resultó ver al jovencito Francisco Ureña, originario de Murcia, España, quien tiene la virtud de hacer un toreo de capa muy vistoso y de buena “calicatencia” y como todos los toreros jóvenes venidos de allá, luce mucha técnica y mata con efectividad, lo que le valió una peluda de cada uno de sus toros.
Ernesto Javier “El Calita” debió haber hecho el viaje de regreso desde la Sierra de Puebla, feliz y contento con tres orejas en su espuerta, la del primero y las dos de su segundo. De esta manera, muy taurina, entusiasta y muy festiva, Zacapoaxtla ha dado un estruendoso: ¡Sí a los toros!


Pie de foto: Pintura mural que se conserva en el Palacio Municipal de Zacapoaxtla donde se plasman los momentos llenos de heroísmo y lucha contra la intervención con los que los integrantes del Batallón de Zacoaxtla participaron en la Batalla de 5 de Mayo de 1862. En la parte central y superior aparecen héroes de la batalla, originarios de Zacapoaxtla y sobrevivientes al año de 1962, cuando en conmemoración del triunfo se pintó el mural.