Ante la perseverancia, la verdad, la honestidad, la batalla de años, la fuerza de las ideas, la solidaridad con los que menos tienen y el amor por la patria de Andrés Manuel López Obrador. Hoy se ha conformado un gran bloque de intereses políticos y económicos para enfrentarlo y descarrilar su trabajo pacífico por cambiar de fondo las cosas en México.
Sólo veamos la andanada diaria en su contra y la alianza perversa de una gran red de complicidades que se han dado cita, para golpear y destruir el proyecto que encabeza: PAN-PRI; Vicente Fox y Carlos Salinas de Gortari; Felipe Calderón Hinojosa; grupos televisivos; sindicatos patronales; Dionisio Pérez Jácome, titular de la SHCP; Sedesol; la candidata panista Josefina Vázquez Mota; Gabriel “Cuadro”; SNTE; PVEM; organizaciones sociales afines; gobernadores y presidentes municipales.
El único “delito” que ha cometido López Obrador, es haberle hablado con la verdad a los ciudadanos y decirles que el momento histórico ha llegado por el bien de todos.
Más aún por rebasar a Josefina Vázquez Mota, quien se desploma y ha dejado de ser una opción válida para los mexicanos, quien no tiene ninguna posibilidad de ganar, el fracaso de los gobiernos panistas pesa sobre ella. Los ciudadanos les dieron la oportunidad para demostrar que eran capaces de gobernar mejor y no pudieron, sólo lograron violentar y destruir una parte del tejido social.
 Vázquez Mota, busca afanosamente meterse en la competencia y no lo logrará, es una mujer abandonada por los suyos y la élite de poder que controla todavía Calderón Hinojosa. Estos tienen acercamientos con el PRI y buscan una alianza con Enrique Peña Nieto, con tal de evitar el triunfo electoral del candidato de las izquierdas.
En política nada es casualidad, todo tiene un objetivo, cuando se conjuntan toda una serie de acontecimientos, complicidades y actos sucios, es para destruir como sea y al costo que sea al adversario.
Los grupos que controlan el PRI y sus poderes regionales andan preocupados, pensaban que su regreso a la Presidencia de la República era mero trámite, que nada los podía detener en su loca carrera por el poder. Ahora cuando la realidad los rebasó y los ciudadanos no quieren que regresen, se desestabilizaron y empiezan a dar coletazos muy peligrosos.
López Obrador ha logrado alcanzar al presunto puntero y lo rebasa por la derecha, algo inaceptable para los priistas, que han enloquecido y de la noche a la mañana sus voceros gritan las consignas que sus asesores extranjeros les han dicho: ¿De dónde saco AMLO los recursos para mantener sus movimientos? ¿De qué vive? y otras tantas tonterías que seguirán repitiendo a diario.
Las mismas que los panistas dicen con otras palabras: “López Obrador será responsables de una crisis económica”, “Obrador es la otra cara del PRI”, “Andrés es hermano de Evo Morales”.
De verdad es inexplicable la repulsión y el odio que traen en contra de Andrés Manuel, tanto Calderón Hinojosa como los priistas. Saben que ganará y eso les causa dolor de muelas, porque todos sus compromisos hechos con los poderes fácticos se vendrán por los suelos.
Cabe decir aquí que las dos campañas electorales tanto de Peña Nieto como de Vázquez Mota, perdieron el efecto que traían al principio, se aflojaron, se marchitaron y son muy sombrías, sólo asisten por obligación. Sus militancias no las sienten suyas, son imaginarias, vacías y sin calor alguno. No les creen.
En cambio los eventos del AMLO nuevamente motivaron a miles de ciudadanos, les volvió la esperanza de que por fin el país será otro. Que aquel oscuro pasado no regresará y que tampoco la irresponsabilidad volverá a tener otra oportunidad. La gente está pensando en sus familias y sus hijos, quieren prosperar, no quieren más violencia en las calles, necesitan trabajo y desean un país más limpio y justo.
Ante eso, los priistas y panistas, les están metiendo miedo y temor a los ciudadanos, buscan que no salgan a votar. Quieren que nada cambie y las cosas sigan igual.
Infundir miedo, tomar al miedo como su aliado y meterle miedo a los electores, es un efecto que provoca inseguridad, eso es lo que están buscando para detener el triunfo de las fuerzas progresistas en México.
No habrá crisis económica, no habrá fuga de capitales, no habrá desestabilización en los mercados. Tampoco habrá persecución política como ellos lo hicieron, menos venganza y odio. Todas las clases sociales seguirán trabajando y teniendo los mismos derechos, la corrupción empezará a desaparecer. La transición democrática se dará, las libertades públicas se respetarán. El país deberá desarrollarse y crecer para ofrecer más empleo, los jóvenes serán respetados y escuchados, lo mismo que las mujeres y los niños. Deberá terminar la violencia y la aplicación de la ley en contra de la delincuencia deberá ser con mano firme. La pobreza y la marginación social deberá aminorar y los pueblos indios tienen que ser tomados en cuenta con sus usos y costumbres.
Perdón, pero las tareas anteriormente mencionadas son la seguridad y la responsabilidad que ofrece la izquierda mexicana, mismas que asumirá y cumplirá.
Finalmente, si el gobierno federal ha enviado la orden a sus dependencias y gobiernos de que se metan con todo y lo mismo el PRI a sus gobernadores, funcionarios y presidentes municipales. Lo que le queda a la izquierda, es dejar sus fantasmas y enfrentarlos con las ideas y la legalidad, sin miedos, sin temores y con miles de votos, para derrotarlos en las urnas, es el mejor antídoto ante su violencia política.
Por cierto, esté sábado estará Andrés Manuel López Obrador en el estadio de beisbol Hermanos Serdán a las seis de la tarde, sólo una cosa para muchos “loquitos” y oportunistas del momento, que se serenen y no adopten posturas de guaruras, que dejen entrar a la gente que sólo desea escuchar al “Peje”.