El día de ayer recibí una llamada a mi teléfono celular de Manuel Bartlett, quien me reclamó el comentario escrito en mi columna.
El ahora candidato al Senado por la alianza de las izquierdas fue directo y me reprochó haber escrito que él manchó de sangre a México.
Para dar contexto a este tema, vale la pena retomar ese fragmento que provocó la ira del exgobernador poblano.

El que las hace…
Uno de los grandes personajes de la historia política moderna de nuestro país es sin duda Manuel Bartlett Díaz.
“Explicar el proceso democrático que México ha vivido sin abrir un capítulo para el exsecretario de Gobernación en el sexenio de Miguel de la Madrid, sería prácticamente imposible. En su etapa como alto funcionario de la Segob, Bartlett Díaz manchó de sangre la incipiente democracia mexicana al ser el artífice de la ya mítica ‘caída del sistema’.
”Irónicamente, 24 años después Manuel Bartlett es candidato del partido al que le arrebató la Presidencia. Y no conforme con esta incongruencia, don Manuel vaticinó un fraude electoral para el próximo 1 de julio.
‘Bien dicen que el que las hace no las consiente’.”


Hasta aquí la obligada cita.
Al respecto, debo decir que el punto de vista de Manuel Bartlett merece todo mi respeto, como también tengo todo el derecho a mencionar un hecho que la historia ha juzgado, y que marcó a este personaje como el autor de la famosa “caída del sistema”.
También es importante decir que cuando dije que manchó de sangre la incipiente democracia mexicana —frase que en su llamada Bartlett calificó de muy grave— lo hice en referencia al daño que sufrieron las instituciones mexicanas después de la elección de hace cuatro sexenios.
El hecho de atribuir la famosa “caída del sistema” en aquella elección a Manuel Bartlett no es una ocurrencia de quien esto escribe, sino una percepción social de quienes presenciaron aquel proceso electoral.
Basta con escribir en el buscador de Google la frase “caída del sistema” para obtener una contundente respuesta.
Sin excepción, en todas las notas periodísticas que hacen un recuento del presunto fraude electoral de 1988, en el que resultó ganador Carlos Salinas de Gortari, se responsabiliza a Manuel Bartlett y en algunas también se menciona a Manuel Camacho Solís.
Curiosamente, ahora Bartlett Díaz es candidato de las fuerzas de izquierda, y Manuel Camacho Solís es uno de los principales asesores en la campaña de López Obrador.
Insisto, esas notas hemerográficas están a disposición de todos y sobra decir que este columnista nada tuvo que ver con el sentido periodístico que acusa a estos dos personajes.
De ahí que cuando se hable de fraude electoral, necesariamente venga a la mente de todos los mexicanos el nombre de Manuel Bartlett.
Así lo ha sentenciado la historia.

Más del gabinete de AMLO
El día de ayer recibí diversos comentarios respecto al gabinete de AMLO y su peculiar estado de edad avanzada.
Si bien es cierto los adultos de edad avanzada tienen todo el derecho a trabajar y a que se aproveche su vasta experiencia, también es innegable que la dinámica de un país como México exige la vitalidad de sus funcionarios.
O acaso ¿alguien cree que a sus casi 80 años Elena Poniatowska, Cuauhtémoc Cárdenas o Genaro Góngora estén en condiciones de trabajar de sol a sombra como secretarios de Estado?
Sin embargo, más allá de la aptitud, es de llamar la atención que los jóvenes del movimiento #Yosoy132 —que juran ser parte de una corriente auténtica y apartidista— se identifiquen con un candidato que en su gabinete no tenga contemplado a ningún miembro de menos de 50 años y que el promedio sea de 70 años.
Me parece que así como se manifiestan abiertamente contra Peña Nieto, valdría la pena que se presentaran en un acto de AMLO para exigir que incluya a jóvenes en su eventual gabinete.
Pero la congruencia no parece ser el denominador de este movimiento.