Sabedor de que el próximo 1 de julio perderá el poder absoluto sobre su estado, el gobernador Moreno Valle envió nuevamente al Congreso local la iniciativa de reforma a la Ley Electoral para que se haga una rezonificación de los distritos del estado, antes de que inicie el proceso de 2013, en el que se renovarán diputaciones locales y presidencias municipales por un periodo de casi cinco años.
Hay que recordar que hace un año fue congelada esta iniciativa, gracias a un encuentro entre Humberto Moreira y Rafael Moreno Valle, quienes pactaron la ampliación de los periodos y la creación por única ocasión de una “minigubernatura” de un año ocho meses.
A cambio de la propuesta morenovallista, la dirigencia priista pactó la detención de la famosa redistritación, la cual buscaba cambiar los territorios de los diferentes distritos, para beneficiar de manera directa al PAN.
Al término de esa reunión en un conocido restaurante en Las Lomas de Chapultepec en la ciudad de México, morenovallistas y priistas salieron satisfechos habiéndose repartido sendos beneficios.
Un año después el gobernador olvidó el pacto y mandó al Congreso de nueva cuenta la iniciativa de reforma de la Ley Electoral, para que antes de la elección presidencial sea aprobada esa redistritación fast track.
Evidentemente, el olfato político del habitante de Casa Puebla lo hizo apresurar esta reforma, sabiendo que una vez ganada la elección Moreno Valle será visto por Peña Nieto como uno más de los gobernadores de oposición.
El gobernador intuye que todo lo que hoy puede negociar mañana será una simple instrucción.
Sin duda, serán inéditos los tiempos políticos que estamos por vivir.

A río revuelto…
Al arranque del proceso electoral mucho se habló de que el grupo en el poder tenía preparadas varias bombas contra Blanca Alcalá.
Se dijo que estallarían a lo largo de la campaña, debido a que la expresidenta municipal no era bien vista por el gobernador Moreno Valle.
Los rumores no cesaron, se comentó que sería exhibida con el tema de sus cuentas públicas; además, por un escándalo debido al supuesto beneficio de las empresas ligadas con su familia durante su administración.
Pero éstas nunca estallaron.
El pacto entre el gobernador Moreno Valle y el primer equipo del candidato Enrique Peña Nieto cambió el rumbo.
Esto permitió blindar la campaña de la fórmula priista.
En contraposición, los candidatos Javier Lozano y Manuel Bartlett se enfrascaron en una guerra sin cuartel.
Desde el arranque cayeron en una serie de acusaciones y descalificaciones que alimentaron la guerra sucia.
Sin quererlo, terminaron por hacerle la chamba a Blanca Alcalá.
Después de que la dupla priista comenzó la campaña con números rojos y con un panorama nada alentador, las circunstancias terminaron por acomodarse a Blanca Alcalá y Lucero Saldaña, virtuales vencedoras de la jornada electoral.
Lo peor de todo es que quienes generaron esta guerra cayeron en un enredo que en nada ayudó al panista Javier Lozano.
Veamos.
Las encuestas favorecen a la fórmula priista; las menos, otorgan 4 puntos y hay otras que dan 10 puntos de ventaja.
La disputa por el segundo lugar es un volado. La moneda está en el aire.
Si la suerte favorece a Manuel Bartlett y quedara en segundo lugar, lograría su cometido; de caer al tercer lugar también llegaría a la Cámara alta por la vía plurinominal.
Sin embargo, si Javier Lozano queda en el tercer lugar el sueño de llegar al Senado se esfuma, a sabiendas de que el PAN tiene prácticamente perdida la presidencia.
El panista, de haber tenido todo podría quedarse sin nada.
Digamos que ese sería el saldo de una guerra que inició junto con el exgobernador Bartlett Díaz.