Dos años después de su gran victoria electoral, el morenovallismo sufrió su más estrepitoso revés.
Muchas serán las voces que salgan en defensa del gobernador y aseguren que la derrota se debió a otros actores políticos. Lo cierto, lo real, lo contundente es que los números nada más no les dieron.
En qué me baso o en qué sustento mis argumentos. En varias cosas: A pesar de que el gobernador dijo que se mantendría al margen del proceso electoral, lo cierto es que no fue así.
Él fue quien impuso a Javier Lozano Alarcón en el primer lugar de la fórmula de candidatos al Senado de la República, así lo acordó con Gustavo A. Madero, líder nacional del PAN en la ciudad de México y relegó al segundo lugar a Augusta Valentina Díaz de Rivera. Cómo no recodar la reunión que se dio en el CEN en donde “Titi” se bajó y evitó de esta forma la contienda interna. Resultado, Javier Lozano se fue al tercer lugar en las preferencias electorales. Incluso el gobernador metió como suplente a la entonces contralora Patricia Leal Islas, a quien se candidateaba como aspirante a la alcaldía de Puebla.
Pero como dijera el clásico: aún hay más. Moreno Valle también le pidió al CEN del PAN que le diera al menos 8 candidaturas a diputados federales y los dos primeros lugares de la lista de poblanos a la cámara por el principio de representación proporcional, lo que se tradujo en la postulación de Rafael Micalco Méndez y Eukid Castañón en los lugares 4 y 11 de la lista de plurinominales.
José Antonio Vázquez, Inés Saturnino López Ponce, Blanca Jiménez, Julio Lorenzini, Néstor Gordillo, Guillermo Velázquez y Felipe de Jesús Mojarro, candidatos a diputados federales por Acción Nacional por los distritos 3 de Teziutlán, 8 de Ciudad Serdán, 9 de Puebla, 10 de San Pedro Cholula, 12 de Puebla, 13 de Atlixco y 16 de Tehuacán se presumía que llevaban su sello.
Unificó el lema de la campaña bajo su propio sello: “Para seguir transformado Puebla” desplazó al “diferente” de Josefina Vázquez Mota, para que se administración pudiera respaldar el triunfo panista y también se le otorgó.
Desplazó a la coordinación de Josefina Vázquez Mota y pidió un delegado con el que hubiera un trabajo en común, como Germán Tena, quien vino de Michoacán para hacerse cargo de la campaña y coordinar esfuerzos con los operadores morenovallistas.
En los últimos días de la elección el gobernador realizó giras de trabajo por San Pedro Cholula, Puebla capital, Tehuacán y Ciudad Serdán, donde entregó créditos para mujeres, computadoras para jóvenes, puso la primera piedra de hospitales y también entregó apoyos a campesinos y aún así sus candidatos perdieron.
El resultado final: el PAN hasta las últimas horas de ayer sólo llevaba ganado un distrito en Puebla, el 15 —con cabecera en Tehuacán— y con muy poco margen sobre el PRI.
En Puebla capital, donde Moreno Valle impuso a dos candidatos, Blanca Jiménez y Néstor Gordillo, éstos fueron arrasados por la ola amarilla que invadió la ciudad. Gordillo era uno de sus operadores de lujo y ni con todos los apoyos pudo hacer nada contra una desconocida, Gabriela Viveros, quien será diputada federal por el distrito 12 de Puebla.
Dentro de la lista de damnificados por la derrota electoral se debe anotar también al expresidente municipal de Puebla y exrector de la UAP, Enrique Doger Guerrero, quien a pesar de hacer una magnifica campaña fue arrasado también por el tsunami amarillo, Mario Chapital de la Rosa, beneficiario de la marea lopezobradorista en Puebla.
Pablo Fernández del Campo, también es otro de los lesionados; hizo su mejor esfuerzo, pero ahí quedarán sus sueños de convertirse en candidato a la presidencia municipal de 4 años y 8 meses.
En contraste, Manuel Bartlett Díaz, exgobernador de Puebla, se alza como el gran ganador de los comicios. Gane o pierda el senador, Bartlett logró su encomienda de la mano de Andrés Manuel López Obrador, quien se llevó Puebla.
Moreno Valle, en su afán de quedar bien con todos, terminó por no quedar bien con nadie.
Si bien los candidatos que él impuso en el PRI se alzaron con el triunfo, ahora estos candidatos ganadores por el tricolor como Guadalupe Vargas, José Luis Márquez, Víctor Díaz Palacios, Carlos Sánchez y tal vez Jesús Morales Flores y Filiberto Guevara —si es que obtienen la victoria—, veremos a qué interés responden: si al del presidente de la República y jefe del priismo a nivel nacional o al del gobernador de Puebla. Dudo mucho que su lealtad hacia Moreno Valle se mantenga.
Moreno Valle tendrá ahora en Manuel Bartlett Díaz y en Blanca Alcalá, así como en otros actores políticos, a verdaderos adversarios; habrá por fin en Puebla verdadero equilibrio.
Para concluir, mencionaré lo que un amigo del CEN del PRI me confió ayer cuando hable con él para ver cómo iban los resultados: “A Moreno Valle lo necesitábamos para ganar, pero no para gobernar”.