Como coach, trabajo en los valores que motivan a las personas, ya sean gerentes directivos o profesionistas, a cumplir sus metas.
Muchas veces nos planteamos planes e ideas con base en las necesidades circunstanciales que tenemos al momento, pero las verdaderas metas son aquellas que planteamos con base en todo aquello que nos mueve y nos motiva en realidad. En primer lugar, cuando se habla de “valores” de empresa tanto a nivel popular como académico se acostumbra a restringir el término a los valores éticos como la integridad, la sinceridad, la honestidad, la justicia, la dignidad o el respeto.
Por supuesto, estos valores morales son esenciales para la dimensión social de la empresa. Sin embargo, como plantea Simón L. Dolan, presidente de la consultora Gestión MDS, un valor también es algo digno de estima, lo cual abre el campo a otros elementos como la creatividad, la alegría y la eficiencia. Además, constituyen el componente esencial de las denominadas “culturas organizativas” y a menudo son reconocidos como factores de diferenciación y éxito empresarial. Por último, los valores son intangibles, “pero cuando son compartidos y se traducen a nivel de acción, se convierten en algo muy poderoso y permiten alcanzar metas individuales y organizacionales con pasión y eficacia”, dice Dolan.
Para entender los “valores” en una empresa es importante señalar que son aquellos que en realidad importan. Los valores son estados mentales que por lo general son abstractos, y éstos suelen depender del contexto con el que trabajan. Por ejemplo, lo que alguien valora en su negocio puede ser distinto a lo que valora en su vida personal. Sin embargo, también tendemos a tener valores fundamentales que se mantienen independientes a los contextos generales.
Los valores se demuestran con el comportamiento de las personas al interior de un negocio; al ser emprendedor nuestra motivación superficial puede y por lo regular es, el hecho de tener mas dinero pero al indagar cuál es la razón para tener más dinero podríamos encontrar un sistema de independencia, o el querer algo en específico como puede ser mayor tranquilidad o mayor tiempo con la familia.
La mayoría de las veces en que una organización tiene un comportamiento inaceptable o fuera de lugar es debido que no tiene claro el valor que está generando ese comportamiento, o simplemente desconoce el valor que creó a la organización y no sabe ni logra satisfacerlo. A veces cuando iniciamos un negocio nos marcamos un objetivo, pero tratamos de alcanzarlo sin satisfacer el calor que lo hacia atractivo en un principio; una persona que desea subir su nivel económico para vivir en una mejor casa, por ejemplo, puede empezar a idear un negocio y comenzar la aventura de ser emprendedor, pensando que con eso podrá dar la satisfacción necesaria para que su familia tenga un buen lugar donde habitar, pero al avanzar en su meta u objetivo el valor real —que sería la familia y su lugar de residencia— se olvida y se termina convirtiendo en un “workaholic”, ya que en el proceso siempre está trabajando, no ve a su familia, convirtiéndose en un extraño para sus hijos y ellos se sienten cada vez mas infelices. Él también es cada vez mas infeliz, sabe que algo esta mal, pero siempre dirá que lo hace por su familia, y eso es cierto, pero sus acciones se oponen a las razones que lo motivaron en generar un negocio.
Cuando conocemos los valores de una empresa tenemos los nuestros propios, tenemos la libertad de encontrar el mejor modo de satisfacer nuestras necesidades más íntimas. Por otro lado vivir nuestros valores durante el proceso nos va a mantener motivados.

@Coachingpuegjr