Será cuestión de días para que pase la reforma a la Ley del Transporte, pero un hecho es innegable: el “albazo” que preparaban los diputados se les cebó.
Las prisas por quedar bien con el Señor de los Cerros los orillaron a cometer una serie de errores garrafales y, por ende, la cacareada reforma terminaría en el cesto de la basura si hubiera una controversia constitucional.
Veamos los yerros del Legislativo.
1. Jorge Garcilazo se ostenta como presidente de la Comisión del Transporte, cuando éste dejó el cargo el 29 de marzo para ir como candidato suplente por el PAN, donde —por cierto— perdió su fórmula en Teziutlán.
2. Había sólo cuatro miembros de la comisión en funciones, de siete que deben ser, pues los otros tres aún no han sido ratificados.
3. La sesión planeada no hubiera reunido quórum si sólo contemplaran a los cuatro que quedaban, pues José Juan Espinosa no asistiría y Denisse Ortiz está enferma. Para citar a sesión, en caso de ausencia del presidente, necesitan que lo haga por escrito 50 por ciento de los integrantes más uno.
Antes estos fallos, la salida que buscaron los diputados fue ir en comisiones unidas, para que con los integrantes de la Comisión de Gobernación hicieran el quórum, pero aparecieron los datos de la ilegalidad en el transporte, que se ha convertido en una cloaca.
Además, los llamados taxis locales operan con un decreto firmado por Bernardo Huerta Couttolenc, pero esta figura no existe en la ley actual, o sea que los “minitaxis” son tan ilegales como los mototaxis y la autoridad lo ha tolerado durante 7 meses.
Asimismo, continúan apareciendo más datos del metrobús, una obra que se ejecuta sin licitación, pero además sin que haya una regulación legal para el llamado Sistema Masivo de Transporte Público.
No obstante, al caerse el teatrito, los diputados quisieron distraer la atención manejando el aumento a las tarifas del transporte urbano, pero eso es lo de menos y sirve para culpar a los actuales permisionarios. Que ellos sean los villanos, pero que siga oculta toda la corrupción en la Secretaría del Transporte.
Todavía queda la posibilidad de que la ley no pasara este martes y la programaran para el mes de octubre, cuando arranca el tercer período ordinario de sesiones, o sea 10 meses más de ilegalidad de los taxis locales.
Así es como se cocinan las leyes en Puebla.
Y lo dicho, ¡lo mejor está por venir!