Una verdadera ofensa resulta para cualquier poblano el derroche millonario que genera el uso de la flotilla de helicópteros del gobierno del estado.
Tan sólo en el año 2011 las aeronaves del gobierno morenovallista consumieron 335 mil 475 litros de turbosina, con un costo superior a los 4 millones de pesos, monto que duplicó al gasto realizado en anteriores administraciones en un mismo período.
De acuerdo a una cédula de información de consumo de combustible a la que tuvo acceso este columnista, emitida por Servicios Aeroportuarios (SAE) y brindado por la empresa Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA), el gobierno del estado gastó 4 millones 50 mil 733 pesos con 15 centavos en el consumo de combustible, tipo turbosina, para los cinco helicópteros que integraban en 2011 la flotilla de la administración estatal.
Eso sin tomar en cuenta que de acuerdo con un oficio emitido por el gobierno del estado a la Jefatura de Crédito y Facturación de ASA, el Agusta Grand negro, con matrícula XC-LMO, fue dado de alta para abastecerse de combustible en todos los aeropuertos del país, factor financiero que no se ve reflejado en la citada cédula.
Conforme al documento interno, cuya copia se encuentra en poder de Intolerancia Diario, los 335 mil 475 litros que consumieron las aeronaves duplican el consumo de turbosina de las anteriores administraciones estatales. En promedio, este combustible sirve para mil cien horas de vuelo, considerando que una Agusta Grand utiliza 220 litros por hora y un Bell 412 consume 500 litros por hora, lo que implica que diariamente volaron cerca de tres horas.
Al consumo desmedido de turbosina debe agregarse los costos de mantenimiento, plantilla de pilotos y tripulación, gastos de los hangares, aterrizajes, fletes, maniobras, así como los pagos de impuestos y derechos que generan el uso de los helicópteros.
Sin duda, este despilfarro no tiene ninguna justificación, ya que el único motivo de estos vuelos es el traslado de funcionarios de primer nivel a los eventos organizados por el propio gobierno.
En todas las bitácoras de vuelo no se justifican viajes con fines distintos al traslado del gobernador y de sus colaboradores consentidos, salvo algunos vuelos del helicóptero Bell 206, con matrícula XC-PBC, destinado a labores de vigilancia policíaca.
De este reporte interno se desprende la carga de los cinco helicópteros que en 2011 componían la flotilla oficial, en el cual estaban autorizados para consumo los helicópteros Agusta Grand XC-LMO y los Bell 412 EP XC-PUE, Bell 412 EP XC-GEP, Bell 407 XC-HPZ y Bell 206 LIV XC-PBC.
Además, destaca la carga del auto tanque —pipa— Dina SG 56902, el cual realiza el traslado del combustible de las instalaciones de ASA, hasta el hangar oficial ubicado junto al estadio Cuauhtémoc. En concreto, esta pipa cargó 284 mil 762 litros de turbosina en 2011.
A los datos anteriores debe agregarse la compra de más de 12 millones de dólares de los helicópteros Agusta Grand y Agusta Koala, los cuales se sumaron a la flotilla del gobierno del estado durante este sexenio.
Y aunque la administración morenovallista ha intentado justificar los dispendios, argumentando que las dos aeronaves Agusta consumen menos combustible que los Bell, la realidad es que los números demuestran que pese a este dato el gobierno ha aumentado el consumo de combustible de manera desproporcionada.
Los documentos y números los acusan.
El derroche de los helicópteros
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