En estos precisos momentos los tres principales partidos políticos (PRI, PAN, PRD) en Puebla, transitan hacía una etapa de reconfiguración partidaria, ¿por qué? simple y llanamente porque el ciclo de la alternancia política se cumplió. Para los nuevos escenarios y por los  reacomodos nacionales,  sobretodo en el PRI, (ellos) requieren de nuevas reglas de juego y volver  a conquistar lo perdido.  
De igual forma estas tres opciones partidarias, se recomponen internamente, sus viejos grupos vuelven aparecer y también regresan los dogmáticos, que no dejarán pasar nada, porque se acuerdan para defender sus parcelas y el derecho de sangre en sus formaciones.
El PRI, dejó el poder en Puebla, se dividieron, sus ambiciones les ganaron y el grupo que mantenía el poder impuso sus condiciones, propiciando el choque entre priistas. El PAN, ganó con una alianza partidaria, nunca lo hubiese podido hacer solo, no puede con sus fantasmas, no saben ser gobierno y avanzar; sus viejas costumbres conservadoras los traicionan, su secta (Yunque) no admite a otros y terminan por perder todo. 
El PRD, vive su tragedia de siempre, no tiene vocación de poder, sus luchas tribales, más sus viejas tradiciones de ser los resentidos sociales del mundo, los mantienen en el atraso y terminan simulando ser los más intransigentes.
Pasada la etapa de la alternancia con la derrota del viejo régimen priista poblano, la nueva etapa electoral que se avecina, les indica iniciar una nueva estrategia y por eso se reconfiguran. Por naturaleza propia, tienen que volver a pelear sus espacios perdidos, bajo otras condiciones. El PRI para sobrevivir después de su derrota, tuvo que negociar y pactar con el gobierno en turno, así lo hizo, porque es un partido electorero, no acostumbrado a estar en la oposición, por eso se convirtió en un partido aliado del poder.
Todos sus grupos lo hicieron, cada quien por cuenta propia, tienen diputaciones locales, municipios y sin relaciones partido-gobierno, tal vez ninguna diputación federal debieron haber ganado.
Así funcionan los mecanismos del poder, los equilibrios son necesarios y la colaboración también. Sin embargo en tiempos del cacicazgo priista, arrebataban todo y las oposiciones sólo obtenían su “plato de lentejas”.
Ahora su juego será otro, deberán parecer ser oposición y jugar ese papel en los comicios que están por venir, tendrán que dejar de acordar por momentos con el gobierno, para no perder fuerzas y recuperar su presunto perfil, claro no ideológico. 
Bajo estas circunstancias hay que entender el golpeteo y la guerra de los grupos priistas poblanos, ninguno quiere quedar fuera, todos defienden sus parcelas y el momento de atacarse mutuamente ha llegado. La amenaza latente de que sus grupos sectarios y caciquiles aparezcan es real, los duros del PRI nunca se fueron y hoy más entonados que nunca exigen la revancha. Por eso quieren y reclaman el control de sus partidos.
Si la información es cierta, sobre el “jalón de orejas” al líder del Congreso local, pues entonces toda la interlocución será entre la dirigencia nacional priista y el actual gobierno. Obvio, los tricolores perdieron Puebla en julio pasado y quieren recuperarla, es un bastión y siempre lo fue del PRI. Además es zona estratégica para los proyectos de alto impacto de Enrique Peña Nieto.
Por otra parte los panistas no entienden de política, siempre quisieron derrotar a los “corruptos” y “nacos” del PRI, fue su obsesión moral, ahora que lo pudieron hacer en coalición con otros partidos, no logran entender que está sucediendo.
Querían todo, porque esa es su corta visión, no buscaban el “bien común”, se enojaron con el gobierno, se han atrincherado en su aparato burocrático, no aceptan otros panistas que no sean de su familia secreta, se sienten ofendidos y su facción dura se recompone y al costo que sea defienden su franquicia partidaria.
No “agarran la onda” de que son gobierno, que deben abrir su partido a la sociedad, que el tiempo es otro, que las “cruzadas” fueron hace siglos, que hay nuevas demandas sociales en donde el PAN no sabe nada y tampoco las entiende. Sus grupos extremos, los viejos conservadores y duros, aprovechan esta crisis del PAN, para aparecer como los marinistas en el PRI, las condiciones de conflicto interno en ambos partidos les vuelven a dar aliento.
Son torpes, piensan que puebla es conservadora y que su fuerza electoral y social sigue intacta, sin darse cuenta que apenas ayer por sus torpezas perdieron el poder en México. En Puebla su presencia se ha visto mermada, los nuevos extractos sociales han volteado para otro lado y están creando las condiciones para el regreso del PRI.
No conocen al tricolor, no saben nada de escenarios políticos, son intolerantes hasta con ellos mismos, no saben dialogar, siguen creyendo que ganan electoralmente por un don divino y eso es falso. Por si no lo saben, el Revolucionario Institucional, así se recompuso hace un sexenio, en silencio empezó a ganar entidades, siguió avanzando, mientras el gobierno federal y Acción Nacional se desgastaban.
En el PRD, aún no han entendido para qué se coaligaron, en su corta visión, pensaron que fue para obtener prebendas y espacios públicos, su problema de fondo sigue siendo el mismo, no tienen ideas y tampoco entendieron que tenían que consolidarse como fuerza y crecer partidariamente.
Ayer sostenían una cosa, hoy practican otra, es la incongruencia de una burocracia partidaria que sólo controla un partido, que nunca se formó y que sólo administran un aparato para su beneficio.
De igual forma, sus viejos grupos, sectas y tribus se han reagrupado para presuntamente encontrar su añeja identidad perdida. Los sectarios unidos, los resentidos sociales que gritan consignas, los oportunistas “radicales”, los fundamentalistas, los supuestos luchadores sociales, los enfermos y los dogmáticos de la “izquierda”, ahora reclaman su independencia y gritan al cielo ¡nada con la derecha!
Reclaman su derecho  a seguir controlando un partido que no es su patrimonio, sus sectas vuelven a controlarlo. No se avizora nada nuevo en esta parte de la llamada izquierda partidaria, tampoco algún proyecto diferente que defienda las mejores causas de la sociedad y los valores que representa esta opción.
Como siempre sucede, los “duros” al último tendrán que doblar sus banderas “rojas”, porque con AMLO fuera del PRD, pues los líderes nacionales amarillos, sólo ordenarán que para el 2013, la alianza va con Acción Nacional. 
Con el regreso de los dogmáticos, los duros y los caciques a las tres principales fuerzas partidarias, gana su obscuro pasado, no avanzarán estas formaciones y tampoco se modernizarán, las cosas no pintan nada bueno para Puebla. La cultura política que los une, es la venganza política, el autoritarismo, su intolerancia, la impunidad y el patrimonialismo partidario.