Los días por venir serán definitivos para el priismo poblano, el cual espera señales de su Comité Ejecutivo Nacional para comenzar a medir cómo será la relación entre la esfera nacional y el gobernador Moreno Valle.
Un primer punto para medir cómo se dará la nueva relación entre el priismo y el gobernador Rafael Moreno Valle Rosas se dará en la designación del nuevo presidente estatal de este partido. Originalmente los grupos priistas con influencias en la ciudad de México pusieron sobre la mesa el nombre de Germán Sierra Sánchez para que se convirtiera en el nuevo líder estatal del tricolor, en México existían los consensos y sólo se esperaba la negociación con Fernando Morales Martínez para que se diera el relevo en la dirigencia.
Pero el nombre de Germán Sierra Sánchez no cayó bien en Casa Puebla, la reacción vino de inmediato y se le hizo saber al PRI nacional y al local, a través de personeros priistas, a los cuales les gusta jugar el juego del gobernador y vivir de rodillas a sus órdenes, como el dirigente de la CTM y exdiputado federal Leobardo Soto López, quien de inmediato salió a descalificar a Sierra. Por increíble que parezca, hay priistas como Soto, que quieren seguir la política del colaboracionismo, las cuales les han dejado buenas ganancias personales aunque su partido sea el que salga perdiendo. Otro ejemplo de este tipo de priistas son los 14 diputados del tricolor en el Congreso local los cuales encabeza Edgar Salomón Escorza, que prefieren decirle que “sí” a todo lo que diga el gobernador, así sea empinarse y arrodillarse.
De este modo, el peor enemigo que hoy enfrenta Germán Sierra para convertirse en dirigente estatal del PRI es ese priismo cabizbajo, sumiso, abyecto y zalamero, que se acostumbró a ser una oposición “cómoda”. En Casa Puebla —reitero— ha incomodado mucho la probable llegada de Sierra y han comenzado a mover con todo sus hilos, para evitar que el veterinario se quede con la dirigencia de este partido. Habrá que ver y medir la actitud del CEN, órgano de gobierno priista que también se ha visto endeble y medroso en la toma de decisiones. Y es que, según Pedro Joaquín Coldwell, el dirigente nacional del PRI, en este momento hay otras prioridades y Puebla está en un segundo lugar en la lista de temas prioritarios para el CEN, que ha dejado morir al priismo poblano y que no toma cartas en el asunto para que exista una definición.
Tal vez en el ánimo de Coldwell también influya el hecho de ser un beltronista, sobre el cual tiene una ascendencia notable el exgobernador de Puebla, Melquiades Morales Flores, padre político y principal asesor de Moreno Valle.
La fiesta de Montero
La fiesta del 43 aniversario del Grupo Tribuna Comunicaciones tuvo momentos muy interesantes: el más destacado, el discurso del viejo periodista, el cual, hoy a su edad, se da el lujo de decir todo lo quiera, hasta más lejos del bien y del mal.
A su mesa acudieron los exgobernadores Melquiades Morales y Manuel Bartlett Díaz, a los cuales sólo Montero pudo juntar, aunque estuvieron en mesas separadas. En la principal se ubicaron el gobernador Moreno Valle y el presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera, quien acudió acompañado de su esposa Liliana Ortiz. También destacaron en la mesa de honor el secretario de Gobierno, Fernando Manzanilla Prieto, muy saludado en toda la noche; el secretario de Educación, Luis Maldonado, quien estuvo muy platicador y sonriente, así como el secretario de Infraestructura, Antonio Gali Falyad, a quien se le vio muy solicitado en todas las mesas.
El empresario José Chedraui Budib, al cual muchos dan como el más viable candidato del PRI a la alcaldía, llegó ahora a la cena acompañado por el rector de la UAP, Enrique Agüera Ibáñez. Hay que recordar que Chedraui llegó acompañado al informe del rector el lunes pasado, del brazo de Enrique Doger Guerrero, con el cual había comido ese mismo día. Ahora Chedraui y su hijo —del mismo nombre— llegaron del brazo de Agüera, para todos aquellos a los que gusta buscar las señales y los mensajes en cada reunión.
¿De qué está hecho el CEN?

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