Eran mediados de 2003 cuando el hoy grupo dominante se regodeaba de ser expertos en el manejo de las finanzas y hacían relucir sus blasones de Harvard como el ejemplo de eficiencia nunca antes vista en Puebla.
Una auditoría organizacional realizada por el despacho de la excontralora en la era salinista María Elena Vázquez Nava, dada a conocer en Intolerancia Diario bajo mi firma, cuestionó la famosa eficiencia administrativa del grupo Finanzas y evidenció la existencia de una estructura “paralela” pagada con recursos públicos para apuntalar el proyecto del entonces todopoderoso secretario de Finanzas y Desarrollo Social. Posteriores trabajos periodísticos determinaron la existencia de un “hoyo financiero” por más de 2 mil 500 millones de pesos que aquel tiempo el entonces gobernador Melquiades Morales Flores “apechugo”. A la salida de Moreno Valle de Finanzas, el nuevo subsecretario de Egresos, José Joaquín Fernández, se encargó de tapar el “hoyo” mediante una línea de crédito contratada a Bancomer y finiquitada antes de que terminara dicha administración.
Hoy todo esto viene a colación porque pareciera que nuevamente la administración morenovallista pasa por apremios económicos y no sería raro que estos tuvieran que ver con una deficiente administración en los recursos públicos que manejan. No tengo elementos para afirmarlo, pero las evidencias hablan de una urgencia por conseguir recursos a cómo de lugar para hacer frente a una eventualidad.
La semana pasada la administración morenovallista recibió, o debió de recibir, casi 2 mil 500 millones de pesos producto de la venta de carreteras de cuota Puebla a Opervite-Pinfra, propiedad de David Peñaloza. ¿Por qué la urgencia?
De la misma forma, el recorte de miles de trabajadores de la administración pública pareciera más obedecer a una estrategia por buscar de forma desesperada recursos que a una necesidad de hacer más eficiente la estructura burocrática creada por el propio morenovallismo, ya que como lo expliqué en mi columna del pasado 30 de noviembre fue el propio gobernador quien en su toma de protesta anunció reformas a la Ley Orgánica de la Administración Pública, para hacer más eficiente el aparato estatal y casi dos años después da marcha atrás en lo que él mismo propuso. ¿No es contradictorio? ¿Qué pasó con las finanzas estatales? Si bien es cierto que en 2013 las cosas cambian para la administración estatal, lo cierto es que parecerá que los recursos se acabaron antes de tiempo.
Llama la atención por ejemplo que en el mes de octubre la administración morenovallsta debió de haber arrancado con la construcción de la línea 2 del metrobús sobre la 11 Norte-Sur, Banobras tenía listos los apoyos para la obra, pero la administración estatal no tuvo los 900 millones de pesos con los cuales se habían comprometido a participar. El gasto realizado en los festejos del 5 de Mayo así como las obras han tenido un costo y también un impacto en las finanzas públicas, aunque cabe señalar que muchas de estas acciones se apalancaron con apoyo de la Federación, encabezada entonces por el expresidente Felipe Calderón, quien siempre vio a Moreno Valle como uno de sus consentidos.
El 2013 es un año en que se podrán resolver muchas de estas respuestas con una nueva Ley de Contabilidad Gubernamental y con una Auditoria Superior de la Federación en un Congreso sin mayoría priista, pero sí con un gobierno federal encabezado por el PRI.
Con un presupuesto acotado, veremos qué tan eficientes son en realidad los funcionarios estatales y con nuevas reglas quedará claro cómo han manejado los recursos. Pese a todos sus esfuerzos para cerrarle las puertas a la transparencia con alfiles como Federico González Magaña en la CAIP, esto de nada valdrá porque a nivel federal no habrá forma de tapar nada.
¿Eficiencia administrativa?
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