“Mi pragmatismo consiste en saber

que si golpeas tu cabeza contra la

pared, es tu cabeza la que se romperá

y no la pared”.

 

Antonio Gramsci

 

 

La primera valoración política que se podría hacer sobre la llamada izquierda mexicana durante este 2012, entre los tres partidos (prd, pt, mc) que de una u otra forma así se describen ante el electorado y la opinión pública, es su falta de organización, estructura territorial, crecimiento, consolidación territorial y una carencia de ideas para enfrentar el presente y el futuro de estas formaciones ideológicas.

Sobre el partido más importante de las izquierdas —prd— sobra decirlo, en estos momentos y en este año, después de su fracaso electoral del pasado mes de julio, sufrió una más de sus fracturas internas, Andrés Manuel López Obrador, el excandidato presidencial y uno de sus dos principales dirigentes morales terminó por abandonar el Sol Azteca.

Cabe decir que hasta el momento no se han dado las grandes escisiones de miembros y militantes hacia el aún movimiento social del caudillo López Obrador, Morena. Sin embargo es muy pronto para asegurar que el prd se quedará sin bases sociales, todo dependerá de la opción y la viabilidad que represente el nuevo partido de los obradoristas.

Ahora bien, dicho partido sin duda alguna salió fortalecido de las pasadas elecciones federales, puesto que el 2012 se podría decir, fue un buen año de cosecha electoral, nuevamente compitió por alcanzar la presidencia de la República, no le alcanzó y sus errores los hicieron perder. Se convirtieron en la segunda fuerza política en el país, obtuvieron una buena bancada de diputados y senadores y al mismo tiempo triunfaron en el Distrito Federal, Tabasco y Morelos.

Independientemente de que López Obrador le haya jalado más de 14 millones de votos, la franquicia perredista ha logrado posicionarse entre el electorado mexicano, la gente y los ciudadanos lo identifica y optan por este partido como el representante de la izquierda. El pt y Movimiento Ciudadano poco aportan y siempre sobreviven de la sombra del tabasqueño.

Con la salida del “Mesías del trópico” esta formación partidaria por fin encontró su identidad ideológica: convertirse en un partido- frente, en una izquierda sin sustancia y moderada al máximo. Quieren ser una alternativa moderna, moderada, pragmática, constructiva, socialdemócrata a la mexicana e importando ideas de Lula y de la experiencia Uruguaya y Chilena, para que en un mediano plazo arriben al poder político por la vía de un gran frente político en México.

Buscan ser una presunta izquierda que no espante y excluya a nadie, quieren que sus viejas divisiones, confrontaciones con el poder y movimientos de masas queden en el pasado como lo ha quedado la vieja izquierda en el mundo.

Sus más de “veinte tribus” internas ahora se han diluido para sólo quedar tres corrientes importantes: nueva izquierda, izquierda democrática nacional y alianza democrática nacional, las demás se han reagrupado para seguir existiendo. Los llamados “Chuchos” son quienes mantienen el control del aparto burocrático, los “Bejaranos” tienen espacios parlamentarios y en la dirección partidaria y el exsenador Héctor Bautista, tiene una fuerza que define e influyen en la Comisión Política y en el Consejo Nacional.

La propia naturaleza de las tres expresiones los ha obligado a negociar entre ellos, para mantener la gobernabilidad e institucionalidad partidaria, los tres se reparten espacios y puestos políticos, sólo de esta forma mantienen su unidad.

Sin pensarlo un momento, con la salida de López Obrador, les permitió a la corriente hegemónica del prd (ni) pasar de inmediato adoptar una política dialoguista y concertadora con el actual régimen, no lo dudaron ni un segundo más, como ayer también lo hicieron con el “calderonismo”, buscaron y los buscaron para pactar acuerdos nacionales desde la transición del actual gobierno hasta lo que hoy conocemos como el “Pacto por México”.

Un asunto mediático que les ha dejado puntos positivos entre los sectores sociales, pero que al mismo tiempo les ha acarreado una “bronca” interna en el propio prd, al grado que han tenido que aplazar su Congreso Nacional, programado parta estas fechas. Los acuerdos y discusiones entre sus corrientes son constantes para convencerse de las presuntas bondades del pacto con el gobierno entrante. Las tres tribus fundamentales se conocen, saben de sus debilidades y fortalezas, por eso, nadie de ellas por sus propios intereses romperá lanzas y se saldrá de este instituto partidario.

De igual forma la mayoría de sus gobernadores por todo lo que pueden negociar para sus entidades, han manifestado su acuerdo y apoyo con los dialoguistas, lo propio han hecho en las bancadas, aunque cabe decirlo no todos, pero si una mayoría de los parlamentarios de la llamada izquierda.

El prd no se destruirá así mismo por estas acciones concertadoras con el poder en turno, haberse sentado en la mesa con el presidente en turno es ganancia para un partido pragmático, que busca no quedarse en la marginalidad política como otras veces lo ha hecho. La aventura izquierdista es una más de los “Chuchos”, nuevamente mostraron su habilidad y perversidad política, construyeron una agenda que apenas empieza y tendrán que hacer “changuitos” para que se cumpla.

Sí el pragmatismo electoral los ha desgastado y alejado de sus propias bases, este acercamiento inédito, por llamarlo de esta manera, con el régimen priista que encabeza Enrique Peña Nieto, también es incierto para la izquierda. Si esta parte de la izquierda mexicana (prd) logra convertirse en una fuerza que no sólo influya, sino que pese y decida en beneficio de todos los sectores sociales, tal vez, habrá valido la pena jugársela en estos momentos con el sistema.

Hoy esta izquierda sistémica, no puede decir que le fue mal en el 2012, se afianzaron como la segunda fuerza nacional, están aprovechando los espacios dejados por la derecha y no quieren que el pan nuevamente se convierta en un factor de decisión de los grandes problemas nacionales.

Aunque faltan más lecturas por hacer, más reflexiones y más discusiones entre la propia izquierda, que se ha ausentado de hacerlas, sus saldos en este año no son malos a pesar de la salida del caudillo López Obrador. Después ya veremos cómo le hacen para enfrentar los retos que tienen frente así mismos, tanto los políticos como los electorales.