Si un funcionario federal comienza a destacar y a tomar posiciones por todos lados, lo que a futuro pueden redituarle y mucho, ese es el secretario de Gobernación federal, Miguel Ángel Ososrio Chong, quien ha hecho de Puebla una de sus principales bases de operación.
No solo el delegado de la SCT, Raúl Salvador Aguirre Valencia, es su gente, sino que una buena parte de los nombramientos que se han dado han contado con su visto bueno, lo que hace que también sean posiciones suyas.
Un aliado que ha tenido el hidalguense para tomar poco a poco el control de Puebla, ha sido el subsecretario de Planeación de la Sedesol federal, Juan Carlos Lastiri Quirós, quien ha impulsado a una buena parte de estos personajes que poco a poco comienzan a ocupar carteras.
El manejo de las delegaciones federales que tienen que ver con el tema de la operación político-electoral recae casi en su totalidad en personajes ligados a esta dupla, que también tiene en común a un elemento: el oficial mayor de Gobernación y exsecretario de Organización del CEN del PRI, Jorge Márquez, quien fue compañero de Lastiri hasta hace unos meses en el Comité Nacional del tricolor.
La designación de Juan Manuel Vega Rayet al frente de la Secretaría de Desarrollo Social se debe a su cercanía con Osorio, de quien fue compañero de Legislatura en San Lázaro y cuya amistad el poblano conservó durante el tiempo en el que el hoy secretario de Gobernación fue el titular del Ejecutivo en Hidalgo.
La pinza se cierra con la dupla que han conformado Lastiri y Vega, la cual se hizo de las delegaciones federales de lo que antes era la Secretaría de la Reforma Agraria —ahora SATU— con Lorenzo Rivera, de Conagua con Raúl de la Llata Mier y de la Secretaría del Trabajo con Vanessa Barahona.
El poderoso secretario de Gobernación extiende aun más su presencia en la entidad con quien será el nuevo delegado de la Comisión para los Pueblos Indígenas, el cual —dicen— llevará también su sello y que se encuentra en Puebla en vísperas a recibir únicamente su nombramiento, más lo que se acumule en los próximos días.
En el reparto de las delegaciones, en un segundo plano viene el grupo de la expresidenta municipal, Blanca Alcalá Ruiz, quien también tendrá sus posiciones en la figura de Edgar Chumacero y Juan de Dios Bravo.
Queda claro que el grupo que ha sido castigado por su abierta entrega al morenovallismo es el melquiadista, grupo que no tiene hasta el momento ni una sola posición, y es que en México saben exactamente a qué intereses responde el exgobernador y su familia.

Tehuacán, un polvorín
Mucho trabajo tiene por delante el nuevo delegado del CEN del PRI, Fernando Moreno Peña y el presidente estatal de este partido, Pablo Fernández del Campo.
No solo Puebla capital representa un riesgo para el tricolor, al interior del estado hay importantes plazas en donde el priismo está muy divido y los riesgos de fractura o infiltración por parte del morenovallismo son inminentes.
Un caso significativo es Tehuacán, la segunda ciudad en importancia en el estado, donde la polarización de los grupos ha hecho que incluso personajes del pasado como Álvaro Alatriste Hidalgo, sean hoy vistos como una buena opción para hacerse de la candidatura del PRI a la presidencia municipal de este lugar.
Entregar la candidatura a la alcaldía de Tehuacán sería como entregarle la presidencia al gobernador Moreno Valle en charola de plata, y es que el grupo Finanzas demostró sus dotes de operación política por primera vez en 2001 en esta plaza.
Personalmente, el hoy gobernador se apersonó por indicaciones del entonces gobernador Melquiades Morales Flores, para ganar a sangre y fuego Tehuacán y rescatarla del panismo.
La efectividad electoral del hoy gobernador y de su grupo quedó comprobada con una contundente victoria de Alatriste, quien fue un pésimo alcalde y fue bautizado por el periodista Mario Alberto Mejía como “El mostro de la política”.
“El mostro” está de regreso, luego de que el marinismo se encargó de “lavar” su problema de cuentas públicas y ahora busca la candidatura del PRI a la alcaldía. El problema para el tricolor es que la otra opción: el empresario Luis Cobos, dueño de una impresionante riqueza, pero de una dudosa reputación y de un peor carácter.
Pobre priismo de Tehuacán, nada más no tiene ni para dónde moverse.