Yo sigo buscándole lo mágico a Cholula y nomás no se lo encuentro. Está sucio, “grafiteado”, lleno de “antros”, de mugre y de escándalos, de basura, de hoyancos, de semáforos que no funcionan desde hace años; los macetones que mandó a poner Huepa (el alcalde) “pa’ taparle el ojo al macho” ya desaparecieron, el escándalo de los “antros” hasta más allá de la 3 de la madrugada está peor y el caos vial que padecemos en San Andrés… ya pa’ que te cuento. ¿Quién o quiénes han hecho un negocio mágicamente redondo?… Lo que si sé, es que haber quién vuelve a votar por el PAN después de estos horrendos sexenios.
Otra pregunta que me trae el hígado podrido es ¿quién es el papanatas encargado de realizar la publicidad para el gobierno del estado de Puebla? De cuando acá la “felicidad” es por decreto… Hazme el re’canijo favor, lector querido: a quién se le puede ocurrir lanzar una serie de anuncios con una leyenda tan “babas” como “Sé feliz, sé Puebla”. ¿Quién está gastándose el presupuesto en decir semejantes tarugada… O sea, que a partir de hoy soy feliz porque soy Puebla… No, pus’ sí.
No me explico como he estado echando madres en contra de la inseguridad, de la insalubridad, del vandalismo, del valemadrismo de las dependencias, de los ministerios públicos, del descuido de las calles, de la falta de escuelas dignas, del crecimiento anárquico, de la falta de criterio, de la nula planeación de crecimiento, de la impunidad, de la corrupción, etcétera. Cómo he podido ser tan ciego para no darme cuenta de tanta “felicidad”… Y qué decir del aumento de asaltos a mano armada y de la inexistencia de Policía de Tránsito en las principales avenidas, como la Atlixcáyotl o la Recta, que son utilizadas como pistas de carreras que invitan a los accidentes y a la muerte.
Por lo visto, no tengo por qué arrancarme las vestiduras: seguramente mi error consiste en estar viviendo en la Puebla equivocada, porque la Puebla feliz (por decreto) desde luego que debe existir en el orate cerebro del creador de los anuncios y del político que los ordenó y aprobó. Seguramente fue el mismo mercadólogo “creativo” al que se le ocurrió la campaña de Líder; esa que —además de estar diseñada con las patas— no tiene ni pies ni cabeza; esa, donde aparece Moreno Valle y un cuate que solo lo conocen en su casa. Obviamente, este otro mensaje le importa un reverendo queso a la gente, pero cuesta dinero.
Sé feliz, lector querido, sé Puebla.