Desde Los Pinos se sigue muy cerca lo que ocurre en Puebla, y es que a quien habita en ese lugar, así como al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, ya le quedó muy claro que desde Puebla se encabeza un movimiento en contra del programa estrella del gobierno federal, “la Cruzada Nacional contra el Hambre”.
A nivel nacional, el inquilino de Los Pinos decodificó el mensaje que el pasado jueves le enviaron desde Puebla los diputados locales del Nueva Alianza y del PAN, los cuales responden a los intereses del gobernador del estado, Rafael Moreno Valle Rosas y la molestia es mayúscula.
Pero eso sólo es el inicio: el pasado fin de semana, a través de sus respetivas cuentas de Twitter, el senador panista Ernesto Cordero, quien fuera fallido aspirante a la candidatura del PAN a la presidencia de la República, arremetió en contra de la cruzada.
La iniciativa fue secundada por el también senador panista Javier Lozano Alarcón, quien incluso solicitó la comparecencia ante el Senado de la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles Berlanga, para explicar las líneas de acción y los alcances del programa.
El común denominador de todo este movimiento es que tanto los diputados locales del Panal como del PAN, y los dos anteriores senadores, responden a los intereses del gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle Rosas, quien en vísperas de la elección del 7 de julio, fiel a su estilo, decidió responder golpe por golpe a la Federación lanzando un reto abierto a la administración peñista.
Si alguien esperaba que el gobernador doblara las manos frente al poder federal, la mala noticia es que no será así. Moreno Valle cuenta con panistas de peso nacional, que bien cobran en su nómina o tienen compromisos con su administración y que están dispuestos a dar la cara, como se vio con Cordero y Lozano, para enfrentar cualquier embestida en contra de su gobernador.
La lucha en Puebla entre el morenovallismo y el peñismo va en serio, cualquiera —en otro caso— lo pensaría dos veces antes de confrontar de manera tan directa a la Federación, pero el estilo del gobernador de Puebla no es rehuir a la confrontación y ya dejó clara muestra de que no es su estilo recular.
La batalla por Puebla ha comenzado, el gobernador del estado no cederá ni un solo ápice, está dispuesto a morir en la raya, pero además dando la pelea, la cruzada contra el hambre es hoy su objetivo y vaya que si ha dolido en la capital del país, aunque hay que recordar que “a toda acción corresponde una reacción”.

Que no habrá desbandada tricolor
El delegado del CEN del PRI, Fernando Moreno Peña, esta más que optimista sobre el futuro de la elección en Puebla, pero sobre todo de que, a diferencia de otros años, no habrá desbandada en el tricolor.
El exgobernador de Colima basa sus argumentos en la atracción que da el ejercicio del poder y sobre todo el federal, que ahora esta en manos de los priistas.
Argumenta que nadie quiere estar lejos del poder y sobre todo con los ganadores, que esa simple “atracción” hará que muchos lo piensen dos veces cuando quieran abandonar las filas del expartidazo y cobijarse bajo las de otro instituto político.
Político de la vieja guardia, Moreno Peña le apuesta a que nadie se va a querer pelear con el presidente de la República, mucho menos quedar fuera de su cobija presupuestal.
No obstante, habrá que comprobar si esta hipótesis es aplicable al priismo poblano, el cual vivió dos años en la más completa de las orfandades y eso obligó a generar compromisos con los actores políticos que hoy detentan el poder en Puebla.
El gran reto para el PRI en la elección a celebrarse el próximo 7 de julio es no sólo llegar unidos, sino evitar las desbandadas y la simulación, temas que no son fáciles de detectar y que dañan la estructura interna del tricolor como pocas cosas pueden hacerlo.
La palabra del delegado del CEN del PRI, Fernando Moreno Peña, está empeñada, sabe que sumar es su premisa en Puebla, en vez de restar o dividir.