El Pacto por Puebla, firmado por los suspirantes priistas a la alcaldía, no es otra cosa que un esquema para mantener la disciplina y la unidad partidistas y, con esto, evitar berrinches políticos que ensucien la elección del candidato que tratará de recuperar la alcaldía de Puebla.
El documento que ayer firmaron los seis aspirantes, evita —cuando menos en la teoría— que salgan, como acostumbran algunos de ellos, a descalificar la selección del candidato.
Las reglas son claras.
1. Apoyar la resolución del CEN priista.
2. Sumarse a quien se elija como candidato a la alcaldía.
3. Respaldar con su estructura a quien el CEN elija como candidato.
El punto medular es que la elección del candidato priista será a través de una encuesta.
Y de acuerdo con Ivonne Ortega Pacheco, secretaria general del PRI nacional, “en la encuesta como método de medición se añadirá la opinión de los militantes del tricolor”, lo cual es un asunto que se antoja hasta demagógico si partimos de la base de que esta consulta sería meramente subjetiva.
La realidad es que la designación se hará a través de un estudio demoscópico a cargo de una de las encuestadoras de cabecera del CEN tricolor, apegada a las propias reglas que acordaron y aceptaron ayer los suspirantes.
En esa lógica, el PRI deberá optar por su mejor carta electoral, lo cual parece beneficiar de manera contundente al personaje que en todas las encuestas conocidas hasta hoy puntea en las preferencias de los poblanos.
En pocas palabras, el Pacto por Puebla allanará el camino a uno de los aspirantes mejor posicionados y que tiene menores puntos negativos.
Sobra decir que los aires preelectorales benefician de manera directa a la figura del rector de la UAP, Enrique Agüera.
No se necesita ser un experto encuestador para vaticinar que el candidato del PRI será el mandamás universitario, quien por razones obvias —y hasta naturales— aventaja por mucho a los otros cinco suspirantes.
Será cuestión de tiempo para que esa tendencia se confirme.
Y si no, al tiempo.
 
Amarrados de manos
Sin duda, la firma el Pacto por Puebla evitará escándalos y descalificaciones de los no favorecidos por la medición.
El hecho de haber firmado el acuerdo atestiguado por la secretaria general del PRI nacional obliga a los suspirantes a respetar los puntos acordados y de esta forma mantener la unidad y la disciplina partidistas.
Durante el tiempo que tarde el PRI en dar a conocer al ganador de la medición demoscópica, los seis echarán mano de todo lo que esté a su alcance para hacerse sentir en la opinión pública.
Y algunos, ante la imposibilidad de remontar posiciones caerán en la tentación de desacreditar a los contendientes a través del llamado fuego amigo.
Me parece casi imposible que la calentura política les permita mantener una pugna de altura política y evitar confrontaciones inútiles.
A unos cuantos días de conocer de manera oficial el nombre del candidato, les resultará infructuoso remontar posiciones en las encuestas al grueso de los contendientes, sobre todo cuando existen marcadas diferencias entre el puntero y el resto de los suspirantes.
Veremos de qué están hechos.