Será este miércoles cuando los seis aspirantes del PRI a la presidencia municipal de Puebla se reúnan en la ciudad de México con la secretaría general del CEN, Ivonne Ortega Pacheco.
Lo que se busca es que de una vez por todas haya “humo blanco” y los seis lleguen a un acuerdo en torno a quién será el candidato a la alcaldía y qué espacios y posiciones cederán a los otros cinco que no se queden con la candidatura.
El esquema es tratar de buscar una gran negociación donde todos se sumen en torno a quien vaya ser el candidato y éste —a su vez— ceda espacios al resto de los contendientes, para evitar que se presente una ruptura.
Ivonne Ortega busca una candidatura de unidad, y que sean los propios contendientes los que se pongan de acuerdo, para evitar rupturas o simulaciones, lo cual se ve francamente difícil.
Y es que hay sólo de dos sopas en esta elección: elegir al rector de la Universidad Autónoma de Puebla, Enrique Agüera Ibáñez, quien encabeza todas y cada una de las encuestas y es el mejor perfil para el priismo pero el cual puede ser susceptible a todo tipo de ataques por parte de los morenovallistas, quienes fueron sus aliados políticos al inicio de la presente administración y quienes tienen muchos documentos en su poder.
O ir con el empresario José Chedraui Budib, el cual no tiene los números del rector Agüera y cuya probable postulación tendría que estar respaldada con todo por el gobierno federal para hacerlo competitivo y enfrentar a Tony Gali el próximo 7 de julio.
La disyuntiva no es fácil, hay personajes que, pese a firmar el pacto de civilidad, llamado “Pacto por Puebla”, de ningún modo son garantía de que se apegarán a lo firmado en ese documento.
Los oportunistas abundan como Víctor Gabriel Chedraui, que no tiene nada que hacer en la contienda más que —como dijera un exgobernador— “enchinchar”, o un Óscar Aguilar González, que —como siempre— sólo entró a la contienda para ver qué saca: si le dan una delegación o lo hacen candidato a diputado y de preferencia “pluri”.
El mismo caso aplica para Víctor Manuel Giorgana Jiménez, que lo único que quiere es ser diputado plurinominal y líder de la bancada del tricolor en la próxima Legislatura.
Enrique Doger Guerrero sólo observa, sabe que sus números son inferiores a los del rector Agüera pero superiores a los de José Chedraui Budib, aunque su capital a final de cuentas si puede ser el fiel de la balanza.
Del otro lado, todo definido
Del lado del albiazul las cosas están más que decididas. Una vez que se levantaron las encuestas por parte de las empresas de Paco Abundis y de Luis Woldenberg, sólo resta conocer los resultados, lo cual ocurrirá la próxima semana, aunque los números no se harán públicos.
Es claro que no habrá sorpresas: Antonio Gali Fayad es quien encabeza las encuestas en el PAN, algunos dicen que casi con un 50 por ciento de conocimiento.
De ahí que incluso el posicionamiento del llamado “delfín” del morenovallismo, preocupe a quienes van a ser sus adversarios dentro del PRI.
El gobernador Moreno Valle y su candidato, Antonio Gal, han aprovechado de maravilla la promoción que se ha hecho de la figura del secretario de Infraestructura, y en se sentido han logrado el objetivo principal: obtener un posicionamiento interesante, para empatar ahora a su candidato con las siglas del partido y sobre todo con las de la coalición, en la cual el morenovallismo puso todas sus esperanzas.
Marzo es el mes de las definiciones, en sus primeros días sabremos quién será el candidato del PRI y quién el de Acción Nacional y sus aliados.
En busca del humo blanco
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