Pese a que los interlocutores del gobernador Moreno Valle quieren hacer creer que en los sueños del mandatario estatal el año 2018 ya no está, esto es una total mentira.
El mandatario estatal tomó como una aduana personal 2013, sabedor de que una victoria en el proceso local lo catapultará como el gobernador mejor posicionado rumbo a la guerra electoral por la presidencia de la República en 2018; no en balde tiene al panismo nacional y a una buena parte del priismo local comiendo de su mano.
A nadie, absolutamente a nadie, le debe de extrañar que si el gobernador Moreno Valle gana como, todo parece indicar, la elección de este año, reclame después la presidencia de la República como su patrimonio: se la habrá ganado a mano limpia.
Independientemente de sus alianzas y su habilidad política, el gobernador se habrá ganado el haber impuesto a su sucesor, después de que ningún gobernador del estado había logrado imponer a su “delfín”.
Todos los antecesores de Moreno Valle tendrán que voltear a ver qué hizo para repetir sus hazañas, es decir, ser el primer gobernador en la historia moderna de Puebla en poder imponer a su sucesor en la presidencia municipal de la capital.
Luego del ridículo priista que haga el tricolor el 7 de julio, el delegado del CEN del PRI, Fernando Moreno Peña, deberá ir pensando en cuál será la excusa que le dé a César Camacho Quiroz, dirigente nacional del Revolucionario Institucional.
Y es que luego de haber ganado la presidencia de la República, el PRI deberá ir pensando en cómo Rafael Moreno Valle Rosas, Antonio Gali Fayad, Fernando Manzanilla Prieto, los candidatos a diputados por Puebla Unida y la coalición, le rinden un homenaje a los operadores del morenovallismo, que han rebasado de todo a todo a lo más granado del priismo nacional.
Es más, Peña Nieto, Osorio Chong y el señalado como traidor secretario de Hacienda, Luis Videgary, deberían ir apartando un lugar en la campaña de Rafael Moreno Valle para 2018, pues de ganar, ya no se le ve contrincante para la presidencia de la República dentro de cinco años.
Es más, que una vez le vayan preparando las llaves de Los Pinos a Moreno Valle, quien tendrá todos los méritos para reclamar en el “Olimpo” el lugar que se merece, un lugar que sólo esta reservado para los que saben hacer las cosas.
Que nadie se llame sorprendido, el priismo nacional ha tomado a “chunga” las aspiraciones del gobernador de Puebla, quien ya les enseñó cómo se hacen las cosas.
La “batalla de Puebla”, aunque no les guste, la lleva ganada hasta ahora el gobernador del estado, quien les ha enseñado a los priistas cómo se opera, cómo se negocia, cómo se llega a acuerdos y cómo se baja a quien se tiene que bajar.
Moreno Valle, una y otra vez, ha dado muestras de ser un político pragmático, sin ideologías y capaz de buscar llegar a los mejores acuerdos con quien sea, con tal de mantener el poder. ¿Alguien lo puede juzgar? Creo que no, está en lo suyo y es culpa de quienes se lo permiten.
Es decir, de todos aquellos priistas que se dicen priistas y que juegan a la simulación, a los que con tal de conservar sus posiciones y su status quo se olvidan hoy por hoy de que independientemente de que Mario Marín haya vendido la elección de Puebla, Rafael Moreno Valle representa exactamente todo lo opuesto a lo que es el PRI desde 2006, año en que abandonó las filas del tricolor.
Insisto, que los priistas no se llamen sorprendidos, están perdiendo ante alguien que sí sabe hacer las cosas, ante alguien que les puso la muestra de cómo se opera, cómo se trabaja y cómo se lleva a cabo una elección. ¿Habrán entendido? Lo dudo.
Pero vayan aprendiendo y de una vez por todas váyanse despidiendo de la presidencia de la República, fue debut y despedida, hoy desde Puebla se gesta un movimiento nacional sin armas, que le va arrebatar al PRI y al famoso grupo Atlacomulco el poder. Y como diría el clásico: los van a rebasar y no desde la izquierda, sino desde la derecha, y si no, al tiempo. “Dios bendiga a los gusanos”.
Puebla, laboratorio 2018
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