El Centro Integral de Servicios, obra “cumbre” del morenovallismo, se convirtió en el escenario idóneo para que el dirigente priista Pablo Fernández del Campo exhibiera los excesos cometidos por el gobernador Moreno Valle para favorecer a sus candidatos.
Sin duda, la fama de tibieza del líder priista no generó ninguna sospecha entre el equipo del gobernador de que en ese acto pudiera atacar al Señor de los Cerros.
Sin embargo, hay que reconocérselo, Fernández del Campo esta vez se apretó los “machos” y se lanzó al ruedo para acusar al gobernador de operar una elección de Estado.
Todo indica que el discurso conciliador del dirigente estatal del tricolor será cambiado por el de las denuncias y los señalamientos en contra de la administración morenovallista.
El problema para los priistas es la falta de consistencia en el discurso, sobre todo cuando parecen dar un golpe certero y al día siguiente vuelven a esconderse tras el escritorio.
Tras la sorprendente acusación que en la cara del gobernador hizo ayer Pablo Fernández surge la incógnita sobre lo que será el discurso del dirigente priista en los próximos días.
Habrá que ver de qué está hecho, y si deja de ser Pablito, para convertirse en el señor Pablo Fernández.
Veremos y diremos.

Se desmorona la seguridad
Lo dicho, el tema que hoy más preocupa a los poblanos es el de la seguridad pública. En las últimas 48 horas fueron siete los homicidios registrados en nuestro estado sin que se perciban medidas concretas para disminuir esta ola de violencia.
De estos siete decesos, cuatro fueron ejecuciones: un vendedor de coches, un médico veterinario, un motociclista y un comerciante de chácharas de Neza. A estos se suman dos feminicidios; el primero en La Resurrección y el otro en Coronango, y por último el asesinato por robo al estudiante de la UDLAP, a unos metros de las instalaciones del Consejo Estatal de Seguridad Pública en el Estado.
Lamentablemente, la postura de los responsables de la Seguridad Pública en el estado demuestra una preocupante falta de sensibilidad, desdeñando los hechos delictivos que padecemos los poblanos.
En días recientes, el propio titular de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal se “defendió” ante los diputados locales, asegurando que es un tema de percepción, más que de inseguridad.
Es decir, que los crímenes que se presentan diariamente en Puebla no son motivo de alarma para quien —en teoría— debiera estar encargado de ofrecernos garantías de seguridad.
Y cómo no va a pensar don Facundo que esta crisis de violencia no existe más que en nuestras “mentes paranoicas”, si el señor se mueve acompañado de una docena de escoltas.
Imagínese que el titular de Seguridad Pública se mueve con dos camionetas Pick-up, con tres policías con armas largas en la batea, además de los conductores de estas unidades; a esto sume usted un automóvil Jetta blindado y una Suburban en donde se transportan otros cuatro escoltas vestidos de civiles.
De tal manera que es más que entendible que un personaje que viaja acompañado de todo ese ejército no viva las angustias que genera la creciente inseguridad.
Sin embargo, en un acto de total incongruencia, don Facundo asegura que la inseguridad sólo vive en nuestras mentes, mientras él no da un paso si no lo acompaña su docena de gorilas.
Bien dicen que “el miedo no anda en burro”.