Concluyó la quinta semana de campaña y ambos candidatos volvieron a bajar la guardia, como si hubieran hecho un acuerdo para detener su ritmo y retomar fuerzas para el cierre, para la recta final, que ya se ve a lo lejos.
Lo más destacado siguió siendo la “guerra sucia” que se incrementó en la redes sociales, pero sin efectos reales entre el electorado. El número de indecisos se mantiene aún muy alto, un indicador de que la contienda, a pesar de todo, ha despertado poco interés entre el electorado.
Un tema que aún no han resuelto los candidatos ni sus respectivos equipos tal vez tiene que ver con la razón de voto, es decir, el motivo que pudiera encender entre el electorado para inclinar la balanza hacia uno u otro lado.
En 2010, Rafael Moreno Valle, hoy gobernador, y su equipo detectaron muy bien la razón de voto para volcar a la gente a su favor: el cambio. El entonces mandatario estatal, Mario Marín Torres, encarnaba al villano favorito, el hombre al cual era necesario sacar de Casa Puebla para que las cosas pudieran funcionar mejor.
Sacar a Marín y al priismo de Casa Puebla se volvió la razón de voto, lo que motivó a miles de poblanos a salir a votar el 4 de julio de 2010, eso era lo realmente importante, más allá de las promesas que en campaña hubiera hecho Moreno Valle, las cuales casi nadie recordaba en esa fecha ni menos hoy.
El “yo no le tengo miedo a Mario Marín”, externado en la explanada de la Secretaría de Finanzas, motivó a miles de poblanos a seguir al hoy gobernador, quien se asumió como el caudillo valiente, capaz de derrotar al marinismo.
Hoy en esta contienda, esta razón de voto está ausente y tal vez a ello se deba el poco interés que ha despertado entre el electorado.
Si las cosas siguen por este camino, todo parece indicar que, como lo adelanté en una pasada entrega, el choque será entre estructuras, con un antecedente más que interesante. El candidato de la coalición 5 de Mayo, Enrique Agüera Ibáñez, ya no luce tan solo, y no me refiero a que cuente con el apoyo del priismo poblano, en su mayoría temeroso de enfrentar al gobernador, y simulando como siempre, sino al priismo nacional encarnado en la figura del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, el cual hizo acto de presencia en la figura de César Camacho Quiroz la semana pasada.
Contra lo que muchos auguraban, el mexiquense le vino a dar el “espaldarazo” total a Pablo Fernández del Campo y a la dirigencia estatal del PRI, la cual necesitaba sentir ese cobijo, tan necesario en una contienda en donde han tenido que hacer frente a todo el aparato morenovallista.
La sexta semana promete estar igual de aburrida que la quinta, aunque tal vez el tema del debate y su posible acuerdo saquen un tanto del bache la campaña de ambos contendientes; del tercero en discordia, de verdad, pero de verdad no existe nada digno de decir. Lo siento.
El PRI nada tiene que hacer en Tehuacán y Atlixco
El tricolor abandonó prácticamente dos importantes ciudades del estado, las cuales sin duda quedarán en manos de los candidatos de Acción Nacional y la coalición Puebla Unida.
Se trata de Tehuacán y Atlixco, ciudades en donde, por si fuera poco, el morenovallismo envío a dos de sus mejores cuadros.
En Tehuacán, René Lezama presume haber sido funcionario federal y también diputado en San Lázaro, entre otras cosas. Es un hombre bien visto por la sociedad de Tehuacán y va en “caballo de hacienda” para ganar la alcaldía. Y es que el PRI hizo todo lo que podía hacer para allanarle el camino.
Muchas veces se les advirtió sobre el caso del tristemente celebre Álvaro Alatriste Hidalgo, mejor conocido como “El Mostro”, quien estaba inhabilitado para ser candidato del tricolor y no hicieron caso; en el pecado llevaron la penitencia, hasta pareciera que negociaron la plaza.
Otro caso más o menos similar ocurrió en Atlixco, donde el candidato de la coalición Puebla Unida es el famoso “Chivo”, José Luis Galeazzi Berra, exdiputado federal, exalcalde, exfuncionario federal y gente reconocida en la zona.
El PRI le puso enfrente al doctor Álvaro Morales, quien fue bajado en plena campaña por el Tribunal Estatal Electoral, manejado por el morenovallismo, y dio cabida a la inconformidad de un priista, quien muy bien asesorado, seguramente desde el “Cerro”, interpuso un recurso que procedió y ahora el PRI debe reponer el proceso de selección de candidato en este lugar, a unos cuantos días de que concluya la contienda; la verdad, es que así ni cómo ayudarles a los tricolores.