Ante la proximidad del día de la votación ronda en el ambiente político el fantasma del voto simulado. 
En 2010 este factor perjudicó al candidato del PRI a la gubernatura, Javier López Zavala. En ese entonces, las diversas encuestas mostraban una clara ventaja a favor del candidato tricolor, sin embargo, en la práctica esta tendencia nunca se reflejó en las urnas.
La causa, sin duda, fue la simulación.
Y es que en cada proceso electoral los votantes disfrazan su molestia e inconformidad contra el gobernante en turno. Por temor a represalias no hacen pública su verdadera intención del voto; incluso, cuando los encuestan, juran y perjuran que sufragarán por el candidato del grupo en el poder.
Pero en realidad no es así. Eso le ocurrió al marinismo, con el resultado por todos sabido.
Ante la cercanía de la elección, innumerables encuestas marcan las preferencias tanto para Enrique Agüera como para Tony Gali.
Para desgracia del candidato de la coalición Puebla Unida, el voto simulado está en su contra.
Por todos es sabida la creciente inconformidad de diferentes sectores de la sociedad en contra de las acciones y excesos del Señor de los Cerros.
Sin embargo, el temor a ser objeto de represalias públicamente asegura votar por el candidato del grupo político en el poder.
Habría que ver si este 7 de julio el voto simulado vuelve a hacer de las suyas, sobre todo cuando hay un 30 por ciento de indecisos, según varias encuestas publicadas.
 
La megarueda, un petardo 
Todos los que esperaban que la megarueda del morenovallismo fuera una noria de grandes dimensiones se llevaron la decepción de su vida al ver que ésta no será más que una pequeña rueda de observación.
Muy por debajo de las ruedas que existen en las principales ciudades del mundo —como China, Singapur, Londres y ahora Nueva York, con 190.5 metros de altura—, éste será un proyecto financiado con capital privado y que empezará a girar en 2015.
Así que el escándalo para instalar la megarueda en Puebla sólo fue mucho ruido para pocas nueces.
Pero la rueda apenas supera en algunos metros a las ruedas de la fortuna que se instalan en las diferentes ferias de pueblo, de los juegos Chavero o Castellanos.
Ver para creer.
En fin, son los tiempos del morenovallismo.