A dos años y medio de la administración estatal, es tiempo de comenzar a hacer las cuentas pendientes dentro de los compromisos adquiridos por el morenovallismo, el cual se adjudica la transformación de Puebla.
Es claro que existen promesas incumplidas dentro del famoso “si no, cumplo me voy”, programado a tres años por el propio gobernador Rafael Moreno Valle Rosas durante su campaña rumbo a Casa Puebla en 2010 y en su propia toma de posesión.
El más importante tiene que ver con el saneamiento de la presa de Valsequillo y la construcción de la famosa “ciudad verde”.
Amy Camacho Wardle dejó la entonces Secretaría del Medio Ambiente y Reordenamiento y con ello se murió el sueño sexenal de transformar a Valsequillo.
La promesa era sanear en su totalidad el río Atoyac, la fuente principal de abastecimiento de la presa Manuel Ávila Camacho, mejor conocida como Valsequillo, y hasta el momento la promesa se quedó en sólo eso.
No se ha podido concretar ni la mitad del programa, el cual contemplaba ambiciosas inversiones estatales, así como la recuperación de las plantas de tratamiento de aguas para su correcta operación, lo cual se realizó, pero sin que se mejore la calidad del agua que se arroja al río Atoyac.
Al parecer, el destino de Valsequillo será el mismo que ha tenido desde hace varias administraciones, permanecer como la cloaca de los poblanos y no como el potencial desarrollo turístico que podría atraer a gente para quedarse más de dos días en Puebla.
Otro proyecto que también se prometió y que duerme el sueño de los justos es el rescate de la presa de Necaxa, espejo de agua que se localiza entre los municipios de Huauchinango y Juan Galindo.
La administración morenovallista prometió que se tendría listo este proyecto para detonar el turismo en la Sierra Norte de Puebla antes de que se cumplieran los tres años de la presente administración, pero al parecer ha quedado todo en el olvido.
Ni siquiera se conoce un anteproyecto del mentado programa, tal vez por no tratarse de un tema que le reditúe mediáticamente al gobernador ha quedado para una mejor oportunidad, aunque eso no fue lo que se prometió.
Había la intención de convertir a la presa de Necaxa en un lugar paradisíaco donde incluso se pudieran instalar hoteles para atender la demanda de turistas que llegarían a la zona, y todo quedó también en un sueño.
Tal vez la promesa incumplida que más se pueda señalar se ubica en San Miguel Tenextatiloyan, donde se iba a construir la primera de 20 ciudades rurales, a las cuales se había comprometido la administración estatal.
El 27 de abril de 2011 el gobernador Rafael Moreno Valle Rosas colocó la primera piedra de la llamada “ciudad rural” en San Miguel Tenextatiloyan, junta auxiliar del municipio de Zautla, ubicado en la Sierra Norte de Puebla.
A más de dos años de haberse colocado la primera piedra no existe nada más alrededor de lo que se dijo sería la ciudad modelo “para cambiarle a la vida” a miles de indígenas que viven en condiciones de pobreza en la Sierra Norte de Puebla.
Incluso, se anunció que la producción de hongos que se producen en este lugar se comercializaría con la empresa Walmart, con el apoyo de la fundación Azteca.
Después de dos años nada de esto ha ocurrido; es más, el proyecto está en completo abandono y por la Sedesol estatal pasaron Myriam Arabián, Néstor Gordillo, Salvador Escobedo Zoletto; una, regidora electa, el otro diputado federal, y el último, diputado local electo, y nada de nada.
Las ciudades rurales sólo fueron un espejismo gubernamental, una autentica tomada de pelo.
 
Así lo público Enfoque
El día de ayer el semanario Enfoque, suplemento semanal del periódico Reforma, publicó en su “Aviso Inoportuno”.
 
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INFORMES: Señor Moreno Valle