En un mes inicia el proceso electoral universitario en la Autónoma de Puebla. Hasta hoy Alfonso Esparza ha jugado sus cartas bien y sin complicaciones. La sucesión está casi concretada, y es que, pese a los petardos que han intentado lanzar desde el exterior de la casa de estudios, la realidad es que el rector interino ha trabajado desde hace un rato para ocupar el lugar que dejó el excandidato a la presidencia municipal de Puebla Enrique Agüera.
Con una personalidad completamente distinta a su antecesor, Esparza ha mantenido una imagen completamente académica administrativa. Su perfil meramente universitario ha sumado la confianza de los estudiantes de la máxima casa de estudios, quienes no ven a nadie más como posible autoridad universitaria.
Desde fuera se ha intentado posicionar la imagen de Guillermo Nares, quien fuera hasta hace unos días director de la Facultad de Derecho de la UAP y quien tuvo un intento fallido de convertirse en el síndico municipal en la planilla del presidente electo de Puebla, Tony Gali. Se dijo entonces que tenía el aval y apoyo del exsecretario de Infraestructura y, por tanto, de la máxima autoridad en el estado; sin embargo, Alfonso Esparza ha logrado el acercamiento necesario como para descartar dicha teoría.
Hasta hoy el rector interino se ha enfocado en recorrer cada una de las facultades de la Autónoma de Puebla para ganar la confianza de los estudiantes y empezar a posicionar su propia marca y, que si bien no le ha sido fácil ante la innegable popularidad del extitular de la UAP, la realidad es que ha logrado lo que pocos esperaban: aceptación en la población estudiantil.
A pocas semanas de iniciar el proceso de sucesión universitaria, parece que Alfonso Esparza llegará por la libre y sin problemas. Al tiempo.