Vergonzoso y de bajo nivel político lo sucedido ayer entre el expanista Manuel Espino y el diputado local blanquiazul Jesús Zaldívar, quien evidentemente carece del don político y negó el saludo a su excompañero de partido frente a los medios de comunicación. 
Jesús Zaldívar, sombra y perro fiel del también legislador Mario Riestra, mostró su verdadero origen al hacerse de palabras con quien fuera líder nacional de su partido y, ante la diferencia de opinión con respecto a la actual administración estatal, el diputado local se comportó peor que verdulera. 
Ello da muestra del nivel político legislativo que se vive en Puebla por parte de la fracción parlamentaria panista. La intolerancia de los representantes blanquiazules empieza a quedar al descubierto al ser protagonistas de escándalos que han llegado al ámbito nacional, como lo sucedido con las absurdas declaraciones de la legisladora Ana María Jiménez con respecto a la vida de las personas homosexuales y ahora el pleito de barrio protagonizado por Zaldívar, quien evidentemente carece del don político. 
Manuel Espino, aprovechando las debilidades del diputado panista, lo provocó hasta lograr sacarlo de sus casillas e incitarlo a la violencia. El viejo lobo de mar logró su objetivo y convirtió a Zaldívar en el nuevo protagonista de los ya acostumbrados ridículos de los legisladores panistas. 
Jesús Zaldívar deberá aprender que la política es forma y fondo y que las diferencias entre quienes la ejercen no deben ser motivo de escándalos y mucho menos violencia. Le aseguro que hoy el diputado tiene la cola entre la patas, pues fue severamente reprendido por el nuevo show protagonizado. Ni hablar, la experiencia siempre lleva mano.