El descenso político del presidente municipal Eduardo Rivera no responde a otra cosa que al periodo natural de todo gobernante que va de salida.
Muera el rey, viva el rey. 
Nada ni nadie puede evitarlo.
Hace unas semanas el presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera, declaró en entrevista para NG Puebla sus aspiraciones para dirigir al PAN a nivel nacional (aunque los tiempos no se ajustan entre el cambio de dirigencia y conclusión de su administración) y su clara negación a convertirse en el aspirante a mini-gobernador, pero no así en 2018 (por lo menos en sus aspiraciones políticas).
Se sabe que sus recientes declaraciones a los reporteros de la fuente, en las que admite que “ya se vio” como futuro gobernador del estado, pusieron de muy mal humor a personajes cercanos a Rafael Moreno Valle que buscan sucederlo. Es evidente que Rivera Pérez habló de su “proyecto político” ante la evidente disminución de popularidad y con toda la intención de ganar terreno públicamente (mismo que ha sido robado-tomado por el alcalde electo Tony Gali). 
Eduardo Rivera sabe de sus capacidades políticas pero también tiene en claro que no pertenece al grupo del gobernador Rafael Moreno Valle y esa es su más grande desventaja. A diferencia de los otros aspirantes a gobernar Puebla, en 2018, claro, el todavía presidente municipal necesita una plataforma que lo coloque en el escenario público y la dirigencia nacional de su partido es el único cargo que le daría una real continuidad a sus aspiraciones. 
Hoy Rivera Pérez sólo tiene de dos sopas: buscar con uñas y dientes ser el mini-gobernador de Puebla en la próxima elección constitucional y posteriormente ser senador o diputado federal para entonces pasados los años buscar un periodo de seis años como mandatario o de plano irse a la dirigencia nacional del blanquizul y desde allá tejer una estructura yunquista que lo “blinde” para entonces ser con mayor posibilidad el elegido. 
Ya veremos 
Por lo pronto, Eduardo Rivera tiene que pensar cómo le hace para recuperar un poco de popularidad, porque hasta hoy sus estrategias no han funcionado.