“Perdimos a Zaldívar”, dicen los panistas de cepa dentro de las filas del blanquizul. Y es que el diputado local Jesús Zaldívar Benavides ya no sabe cómo hacer para quedar bien ante los ojos de su jefe, el también legislador Mario Riestra y, por consecuencia, con el gobernador del estado, Rafael Moreno Valle.
El arrastre y la lambisconería han sido, durante los últimos meses, la táctica y estrategia del diputado, quien, además de dejar en evidencia su absoluta ignorancia sobre los temas que incumben al partido que representa, aprovecha cualquier escenario público y privado para descalificar a todos y cada uno de los compañeros que no pertenecen al cerrado grupo del mandatario.
Zaldivar Benavides omitió su apoyo al presidente municipal Eduardo Rivera, quien aspira a dirigir al PAN a nivel nacional, pero no dudó en elogiar a su patrón al decir textualmente que “hay otros perfiles del panismo poblano, como el gobernador Rafael Moreno Valle, a quienes les pinta un mejor escenario para poder arribar a tan importante cargo” ¡Zaz!
Primero, minimizó las posibilidades de Rivera Pérez, quien, si bien no es de su agrado, políticamente es mucho más de lo que él mismo puede aspirar a ser. Segundo, “destapó” al mandatario poblano a un cargo político que nadie sabía que deseaba y que aparentemente no está en sus planes inmediatos. Hay que recordarle a Zaldívar que aún quedan poco más de tres años para concluir el periodo de la administración estatal.
Dicen que Jesús Zaldívar se ha ganado el deshonroso apodo del “Arrastrado” dentro de los pasillos del Congreso, pues no va al baño sin pedirle permiso al diputado Riestra, quien —no lo dude— empezará a deslindarse poco a poco de su compañero de Legislatura y partido, pues bien dice el dicho: “Dime con quién andas y te diré quién eres”
Mientras tanto, lo que el legislador debería hacer es estar un poco más pendiente de la vida de su partido o, por lo menos, ponerse a trabajar pues, fuera de salir en las fotos junto a Riestra, nadie sabe qué más hace en el Congreso local.