Sólo faltan tres meses para que concluyan las administraciones municipales y pareciera que los presidentes en funciones se tiraron en la hamaca. Es el caso de la alcaldesa de San Pedro Cholula, Lolita Parra, quien vive más preocupada por su futuro laboral que por concluir como se debe su periodo.
Resulta que la presidenta anda más que agobiada porque no sabe qué será de ella a partir del próximo mes de febrero, y como el alcalde electo José Juan Espinosa ha acaparado la atención de la población, los medios de comunicación y el gobierno estatal, la señora simplemente anda por las nubes.
Una muestra de ello es que los servicios del ayuntamiento de San Pedro Cholula van de mal en peor. El sistema de basura, los procesos de trámites, el evidente deterioro de las calles de este Pueblo Mágico y la ausencia de las autoridades son sólo una muestra de que a la señora Parra no le importa lo que alguna vez fue su mejor fuente de ingresos.
Dicen los que saben que la presidenta municipal simplemente no está en su oficina, o de plano cuando llega a ir; ya no le interesa recibir ni hablar con los ciudadanos (aunque nunca fue su fuerte). Ahora Lolita anda buscando su nuevo cargo, pues a principios de diciembre —cuando inicia oficialmente la entrega-recepción—, el poco poder que le queda habrá desaparecido.
Lo grave del asunto es que los habitantes del tan cacareado Pueblo Mágico simplemente viven en el abandono. Sus calles son una verdadera vergüenza local y turística, y nadie, absolutamente nadie, se hace responsable de ello.
Ni hablar, lo he dicho y lo repito: “Muera el rey, viva el rey”.