Una vez más, los diputados locales demostraron su incapacidad para defender las causas de quienes los eligieron. Fieles a su costumbre, optaron por cerrar el paso a las iniciativas ciudadanas y proteger sus intereses de grupo.
Tal como se esperaba, ayer los legisladores consumaron su trabajo a favor de la opacidad. Sólo cuatro diputados respaldaron la petición de transparencia de Actívate por Puebla de llamar a comparecer al comisionado de la CAIP Federico González Magaña.
Con argucias legislativas turnaron a comisiones la solicitud presentada al pleno por la presidenta de la Comisión de Transparencia, María Fernanda Huerta López.
Los diputados del PRI, PAN, Panal, PRD y PT evitaron que el comisionado de la CAIP Federico González Magaña explique por qué reservó las facturas de dos helicópteros Agusta comprados con recursos estatales.
La línea, como lo marca el protocolo morenovallista, fue trazada en el teamback de los coordinadores parlamentarios del PRI, Ernesto Leyva, Mario Riestra Piña, del PAN, y Guillermo Aréchiga Santamaría, del Panal.
Total las promesas de campaña de transparencia ya fueron archivadas.
Lo que ahora importa es congraciarse con el grupo en el poder y de esa forma estar en el ánimo del morenovallismo para lo que viene en 2014: las diputaciones federales.
En el fondo, los nuevos políticos siguen con las viejas prácticas clientelares.
¿Y el cambio prometido?
 
Un caso de incoherencia
Análisis especial merece la diputada Josefina Buxadé. 
Su lucha por la transparencia se perdió al llegar al Congreso local.
Y muchas de sus decisiones contrastaron con lo hecho cuando fue comisionada de la CAIP.
De acuerdo con la representante del nodo de transparencia Actívate por Puebla, Lilia Vélez Iglesias, el actuar de Josefina Buxadé queda a deber. “Creo que es lamentable a que no contribuya a este avance en términos de transparencia. Creo que su posición cuando fue comisionada fue distinta a las posiciones que hemos visto hoy. Insisto, es una opinión personal. Veo distancia entre su actuación como comisionada y su actuación como diputada. Sí queda a deber”.
El caso Buxadé fue un viraje radical. De la defensa a ultranza de la transparencia de información pública a la complicidad de la opacidad morenovallista.