Cualquier libro que de consejos para líderes y emprendedores advierte sobre la importancia de delegar trabajo en los compañeros para poder crecer. De hecho, si los jefes no son capaces de compartir su carga de trabajo, es imposible que la compañía supere el tamaño más allá de sus tentáculos, limitando sus posibilidades.
Sin embargo, y a pesar del consenso que existe, los líderes no siempre están contentos con los resultados obtenidos del trabajo delegado. No siempre se logra lo que en un principio se desea cuando se dan las instrucciones. Y eso no quiere decir que la culpa sea del jefe o del trabajador en el que se delega.
En concreto, existen cuatro espacios en los que pueden aparecer los problemas a la hora de delegar tareas, como señala la revista Forbes.
1. Objetivos claros.
¿Qué hay que hacer exactamente? Se trata de la pregunta clave. ¿Ha sido la explicación del jefe lo suficientemente clara? Si el presidente pide un informe urgente sobre la competencia, ¿cuánta información tiene que dar? ¿Qué extensión debe tener el informe? ¿Qué profundidad? ¿En qué debe centrarse? ¿Qué apartados debe incluir?
2. Responsabilidad delimitada.
Debe haber un jefe de proyecto claro y delimitarse las funciones y responsabilidades de cada persona implicada en la tarea a realizar, para evitar que se produzcan conflictos de interés.
3. Tiempo.
Los empleados deben saber el tiempo exacto que tienen para realizar el trabajo delegado. Urgente, rápido o lo antes posible no son medidas de tiempo adecuadas. Es importante indicar con claridad el momento en el que debe estar listo el trabajo.
4. Comunicación.
La claridad en la comunicación es clave. A veces los jefes tratan de decir una cosa pero lo que se entiende es otra. Muchos proyectos se tuercen por comunicaciones defectuosos. ¿Cómo se pueden evitar estos problemas? Hablando con claridad y generando confianza con los trabajadores para que puedan preguntar cualquier duda. "No hay malas preguntas, sólo hay preguntas".
Todos estos aspectos no aseguran que el resultado obtenido vaya a ser perfecto, pero aumentan las probabilidades de que sea así.
*No pongas límites a la participación: Cuando compartas tus problemas laborales, situaciones o trabajo con tus compañeros, deja que ellos te ofrezcan su visión, permite que interactúen y den soluciones e ideas. Si alguna de ellas es buena, delega, haz que tu compañero se responsabilice de la tarea y la ejecute. Te liberarás de carga de trabajo, ganarás tiempo, te libreras de preocupaciones y estarás ayudando a tus compañeros a desarrollarse.
*Tareas afines a cada trabajador: Te animamos a delegar. Pero para que esta práctica suponga un beneficio para vosotros y la persona que finalmente hará el trabajo, hay que pensar bien en quien delegar. Es imprescindible elegir una persona para la que esa tarea sea un reto, que tenga capacidades y recursos para ejecutarla, que pueda sentirse atraído con la proposición.
*Si delegas, ofrece los recursos necesarios: Siempre que vayas a delegar una tarea no traslades un problema sin salidas a un compañero. Ofrece la información que necesite para poder desarrollar el trabajo, pasa el contacto, si es necesario hablar con un tercero…
*Deja de pensar: “Sólo puedo hacerlo yo” o “Yo lo haría mejor”: Esta mentalidad es totalmente contraria a la práctica de delegar, hay que borrar estos pensamientos cuanto antes. Busca a una persona que pueda realizar bien esa tarea o enseña a un compañero a realizarla. ¡Haz que tu equipo se desarrolle!