Aunque el formato de las comparecencias en el Congreso del estado limita la posibilidad de cuestionar a los contados secretarios que asistirán a la sede legislativa, sería reconfortante escuchar algunas voces críticas, sobre todo de los diputados priistas, quienes están muy lejos de limpiar la negra imagen que les dejaron sus compañeros de partido en la anterior Legislatura.
En lo que será un remedo de comparecencias, el día de hoy sólo podrán hacer 19 preguntas, divididas entre los cuatro secretarios citados para esta sesión. 
Para no ir lejos, en la comparecencia del titular de la Secretaría de Finanzas, Roberto Moya, serían obligados dos cuestionamientos: 
¿A cuánto ascienden los contratos signados por el gobierno del estado a través de las llamadas PPS, qué partidas gubernamentales se van a utilizar pagar y por cuántos años está comprometido el estado?
¿Cuáles son las condiciones, montos, alcances y beneficios del contrato por la concesión del SOAPAP?
De acuerdo con el documento que hoy leerá el jefe de las finanzas estatales, no se tocarán ni por encimita estos dos delicados temas, lo cual obligaría a los diputados a exigir que se transparenten estas turbias operaciones del gobierno morenovallista.
Desafortunadamente, todo indica que las tarjetas de preguntas que recibirá Moya en su comparecencia serán revisadas previamente, por lo que abundarán las felicitaciones, más parecidas a una tarjeta de San Valentín o navideña, que a un cuestionamiento inteligente y serio por parte de los 41 diputados.
¿O acaso habrá algún valiente diputado que se atreva a pedir cuentas al poderoso e impoluto funcionario morenovallista?
Veremos y diremos.
 
Conago, la cumbre del dispendio
Para todos los que sabemos cómo se las gasta el Señor de los Cerros, era obvio esperar que tiraran la casa por la ventana para la última reunión de la Conago en la que fungiría como presidente.
El magno evento de ayer en el Centro Expositor fue francamente alucinante. Majestuoso para unos, insultante para otros.
El encuentro de gobernadores parecía la cumbre de presidentes de la Unión Europea. 
Seguramente, el derroche de recursos del que disfrutaron los invitados del gobernador bastaría para implementar diversos programas para combatir la grave pobreza que tiene hundido a Puebla como uno de los tres estados con mayor rezago en esa materia; sin embargo, para los intereses y las aspiraciones futuras morenovallistas, el evento de ayer debía ser de magnitudes nunca antes vistas, para demostrar que es un personaje al que Puebla le queda chica.
Aunque yo creo que ni tan chica porque, en estricto sentido, todo lo que ha hecho el habitante de la casona de Los Fuertes para intentar posicionar su imagen nacional ha salido de los recursos de los poblanos, y eso debiera ser motivo de reflexión y enojo para todos los lambiscones que ayer se mostraban orgullosos de los millonarios dispendios, transformados en excelsos eventos dignos de la realeza británica.
Y aunque con la opacidad que ha caracterizado a la administración estatal, difícilmente nos vayamos a enterar del costo real del encuentro de la Conago, no se necesita ser un genio financiero para saber que se gastaron una auténtica millonada para celebrar el fin del reinado.
Dijera el quintacolumnista: “No podía ser de otra manera”.