Con su exquisita pero falsa prosa, el domingo por la noche Mario Alberto Mejía publicó en el portal regional Sexenio dijo que quien esto escribe había apostado a que Gustavo Madero perdería la elección por la dirigencia nacional del pan, en conjunto con el gobernador Moreno Valle.

Ante la infundada aseveración, leí con detenimiento la columna a la que hizo referencia el quintacolumnista, sin encontrar por ningún lugar esa apuesta.

Para evitar cualquier juicio subjetivo, me permito transcribir el supuesto hallazgo periodístico utilizado por Mejía para asegurar que yo aposté a la derrota de Madero.

 

Hace unos días publicó (EN) un escenario ante una eventual derrota de Madero: “Sumemos un posible triunfo de Ernesto Cordero en la contienda interna del PAN. De facto, el Señor de los Cerros ya no sería el candidato a la presidencia en 2018.

“(…) De seguir con el plan A, el morenovallismo enfrentará un escenario complicado y de mucho desgaste. La dirigencia de Ernesto Cordero le pasará factura y sus aliados valorarán una posible alianza con él”.

Días después, Enrique Núñez escribió: “La lucha por la dirigencia nacional del PAN —sea cual sea el resultado— es una contienda marcada por las disputas”.

 

En respuesta, debo decir que es el propio Mejía quien utiliza correctamente la palabra eventual (“Fortuito, que depende de circunstancias. Hipotético, imprevisible, incierto: episodio eventual”) para dar pie al fragmento de mi columna; además, intenta sacarlo de contexto al dar como una apuesta la frase “ante un posible triunfo de Ernesto Cordero”, cuando la idea de la columna es plantear un hipotético escenario.

Abonando a mi favor, el poeta de la política se contradice cuando retoma mis palabras con la frase: “La lucha por la dirigencia nacional del pan —sea cual sea el resultado— es una contienda marcada por las disputas”.

Y es ahí en donde yo me pregunto: ¿en donde vio mi querido Mario una apuesta?

En ese sentido —aprovechando esta sana discusión— debo decir que durante años he sido un crítico de los excesos morenovallistas, pero no puedo ser tan ingenuo como para dejarme cegar ante los reales alcances del Señor de los Cerros.

A Moreno Valle lo he estudiado detenidamente y tengo claro que es un animal político de 24 horas. Que cuando se le mete algo en la cabeza no descansa, no duerme y no come hasta haberlo logrado.

Por encima de la mayoría de sus enemigos, este personaje tiene como ventaja su falta de escrúpulos. Su ambición de poder está por encima de cualquier elemento moralista o ideológico. La lealtad no está en su diccionario.

Y mientras la mayoría de sus adversarios políticos dedican tiempo a su familia, a sus asuntos personales o a la búsqueda de la felicidad, Moreno Valle tiene metida entre ceja, oreja y frente la Presidencia de la República.

De ahí que la aseveración de Mario Alberto me haya sorprendido, porque Moreno Valle, al igual que los demás gobernadores panistas —también con aspiraciones—, iba a hacer hasta lo imposible para no cederle las riendas del pan al equipo de Felipe Calderón.

De esta deducción se desprende otra de mis columnas, en donde puntualmente puse en duda las encuestas publicadas en medios nacionales, presentando como contrapeso la operación de personajes como el gobernador poblano. Veamos.

 

Si observamos las tendencias de las encuestas publicadas durante el proceso de elección para presidente nacional del Partido Acción Nacional, tendríamos que anunciar desde hoy el triunfo irreversible de Ernesto Cordero.

De acuerdo con la metodología y universo de estos estudios demoscópicos, los panistas encuestados han manifestado su preferencia por la dupla Cordero-Oliva con márgenes que van desde un conservador 14 por ciento de ventaja hasta otros que le dan más de 20 puntos porcentuales por encima de Gustavo Madero.

Partiendo de esa base, tendríamos que anunciar desde ahora la frustrada intentona de reelección maderista y el triunfo inobjetable de la derecha panista, encabezada por los principales líderes yunquistas.

Sin embargo, si atendemos a quienes piensan que la operación de algunos gobernadores será la que incline la balanza de esta elección, debemos esperar hasta el momento en que los panistas salgan a las urnas blanquiazules a votar porque juran que la movilización es orquestada por personajes como Moreno Valle.

Sobre todo porque la operación pro maderista no se va a quedar en los estados que gobiernan esos gobernadores, sino en otros en donde cuentan con una estructura electoral digna de preocupar a cualquiera.

En el caso del Señor de los Cerros, aseguran sus huelelillos que tiene operadores hasta por debajo de las piedras en cuando menos 10 estados del país y que ya están listos con toda la marmaja emanada de nuestras contribuciones para comprar cuanto voto sea necesario.

Si recordamos las malas mañas transmitidas por la maestra Elba Esther a su pupilo, no debe extrañarnos que las carretadas de billetes estén listas para ser utilizadas en la elección panista, con tal de hacer ganar a Gustavo Madero y así mantener vivo el sueño presidencial.

En futuras entregas les daré santo y seña del modus operandi de estos connotados mapaches, quienes tienen en sus manos el futuro del pan, de Madero y, particularmente, de su amo y señor.

Sólo falta saber si los panistas aceptan —entre cada golpe de pecho— las dádivas que les tienen preparadas, a cambio de su voto.

Yo francamente no metería las manos al fuego por ninguno.

 

Por ninguno. ¿Así o más claro?

Un abrazo, mam.