Ahora que Raúl Plascencia Villanueva vive sus últimos días como ombudsman, sería conveniente que revelara los nombres los funcionarios y autoridades que lo presionaron para que aceptará la farsa del gobierno morenovallista para ocultar la verdad en el caso de Chalchihuapan.
Y es que el pasado 5 de noviembre, el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CAIP), Raúl Plascencia Villanueva, fue entrevistado por el periodista Ciro Gómez Leyva, en Telefórmula.
Ahí, Plascencia reiteró que el gobierno del estado presentó un peritaje de que un cohetón lanzado por los pobladores mató al menor José Luis Tehuatle y que se trató de “una gran mentira”.
“Logramos demostrar que se trató de una gran mentira, una farsa, una versión oficial que se había construido para decir los hechos de una manera distinta a como ocurrieron. Todo esto implicó integrar un expediente de varios miles de páginas”, reiteró.
Y más aún, denunció que hubo presiones para que pudieran caer en la idea de que se trataba de un cohetón. “Sin embargo, demostramos que lo que impactó fue una lata de gas lacrimógeno, tanto en el menor como en los demás lesionados”.
Ante esta confesión surgen las preguntas.
¿Quién o quiénes presionaron al Ombudsman para se pudiera caer en la idea que se trataba de un cohetón lanzado por los pobladores lo que mató al menor José Luis Tehuatle?
¿Por qué no dio a conocer los nombres?
¿Está protegiendo a quienes se lo propusieron?
Este tiempo que Raúl Plascencia Villanueva esclarezca este punto y dé a conocer los nombres de quienes lo presionaron.
En caso contrario, el ombudsman estaría incurriendo en encubrimiento. Lo que traería implicaciones penales y legales.
Tendrá el ombudsman el valor para hacer la denuncia.
Cabe recordar que los panistas —el partido que manipula el Señor de los Cerros— fueron quienes lo vetaron para continuar en la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Veremos y diremos.
 
El doble discurso del morenovallismo
Los diputados morenovallistas actúan con gran descaro con su doble discurso.
Mientras aprueban sin ton ni son todas las obras de relumbrón del gobierno estatal, como la remodelación del estadio Cuauhtémoc, la línea del tren turístico y el Museo Barroco, entre otros.
Todos ellos con grandes implicaciones presupuestales y endeudamiento disfrazado para cumplir el sueño del Señor de los Cerros. 
El diputado Pablo Rodríguez les pide a los alcaldes de los 217 ayuntamientos que se preparen para un recorte en su presupuesto de 2015 y adopten medidas de austeridad.
Y en todo este discurso hay un culpable: la Federación.  
Si lo diputados morenovallistas están preocupados por el recorte presupuestal, ¿por qué no le aprietan el cinturón al gobierno del estado y dejan de aprobar obras de relumbrón, para canalizar esos recursos a las zonas y sectores que más lo necesitan?
No cabe duda, los morenovallistas son candil de la calle y oscuridad de la casa.