En un acto aberrante, el gobierno de Rafael Moreno Valle echó a Elia Tamayo del Congreso Mundial de la Infancia y la Adolescencia, quien acudió a invitación de distintas delegaciones participantes en dicho foro.
Elia tenía programada una reunión privada con representantes de organismos internacionales; sin embargo, los organizadores del evento se escandalizaron al ver a la madre de José Luis y reaccionaron de una manera imprudente. Simplemente echaron a doña Elia. 
El gobierno del Señor de las Balas, el mismo que asesinó al niño José Luis, dio una nueva exhibición de su estilo autoritario y de menoscabar a las voces opositoras.
A través de su cuenta de Twitter —@Politiconsultor—, Misraim Hernández Fernández narró el incidente. 
“Ellos fueron quienes la invitaron, ella no fue a meterse. Era una reunión privada, no se iba a hablar en público, simplemente era una reunión privada con organizaciones internacionales”, refirió.
Además, subió al microblogging fotos de los hechos, en donde se aprecia cómo Elia abandonó el Centro Expositor, acompañada por representantes de ONG, quienes se refugiaron en el Coffee York ubicado a unos pasos del mausoleo de Ignacio Zaragoza. 
Ahí, Elia contó su amarga experiencia.
Posteriormente, en entrevista, Manfred Liebel, coordinador de la Red Europea de Maestrías sobre Derechos de la Infancia, exhibió a la administración morenovallista.
“El gobierno de Puebla expresamente nos prohibió reunirnos con la señora (Elia Tamayo) dentro de ese edificio, y quería obligarnos a salir del edificio por detrás para que nadie pueda vernos”, dijo.
El nuevo agravio ocasionó una cascada de tuits y comentarios en Facebook. La grosería morenovallista se hizo viral; medios nacionales como Reforma, Proceso y Sin Embargo dieron puntual seguimiento. 
Fueron más las voces que condenaron el hecho; no faltó el ejército de los bots que intentó minimizar, sin embargo, fracasaron.
Ante la vorágine que se ocasionó en las redes sociales, las autoridades despertaron de su marasmo y calificaron el hecho como un “malentendido”, fue el director general de Atención Ciudadana, Manuel Castañeda Rodríguez, quien habló.
Por la tarde del jueves, el gobierno del Señor de las Balas quiso enmendar su error. A través de un escueto comunicado señaló que a Elia Tamayo, sin contar con una acreditación como participante, se le permitió el acceso. Pero aquí viene la joya del boletín, “posterior a ello se retiró por su propia voluntad para continuar el diálogo con los mismos en un establecimiento aledaño al recinto”.
Así como lo lee. En aras de matizar el incidente, el morenovallismo oculta la verdad de los hechos.
La noticia traspasó fronteras, tan es así que el Movimiento Latinoamericano y del Caribe de Niñas, Niños y Adolescentes Trabajadores (Molacnat) confirmó que buscaron contacto con la madre del niño José Luis.
El pasado lunes, en este espacio, me pregunté con qué cara el Señor de las Balas puede presentarse a inaugurar un congreso para hablar sobre los derechos de la niñez y la adolescencia, cuando su gobierno se encargó de crear una farsa a través de las instituciones estatales, para desaparecer las evidencias que lo acusan de haber sido el causante de la muerte del niño José Luis Tehuatlie.
Ayer, vimos su respuesta.