Tuvo que ser un grupo de niños y adolescentes el que levantara la voz exigiendo justicia por el homicidio de José Luis Tehuatle a manos de la policía del estado.
Lo que fue planeado como un foro internacional para lavarle la cara al gobernador, por el deterioro de su imagen, provocado por el asesinato de un menor en Puebla, terminó convertido en un espacio para que los niños y los adolescentes mostraran una postura crítica en contra del Señor de las Balas.
Después de tres días de trabajo, el VI Congreso Mundial por los Derechos de los Niños y los Adolescentes resultó más que negro para el gobierno morenovallista.
En la inauguración, la presencia del mandatario, señalado como el principal responsable de la muerte del niño Tehuatle, provocó un ambiente denso, en donde sólo aplaudieron los invitados especiales de Casa Puebla y del DIF Estatal.
La tensión creció en el segundo día de trabajo, cuando apareció la señora Elia Tamayo, madre del niño muerto, quién acudió invitada por algunas de las agrupaciones participantes al evento.
Y aunque se hicieron esfuerzos por parte del gobierno para intentar desvirtuar los hechos, la realidad terminó derrumbando la mentira oficial, que aseguraba que a la señora no se le había expulsado del Centro Expositor.
Tres destacados ponentes internacionales —Manfred Liebel, director del Instituto de Estudios Internacionales en Niñez, de la Universidad Libre de Berlín; Juan Martín Pérez García, titular de la Red por los Derechos de la Infancia en México, y Ángel González, miembro de la organización Molacnat— confirmaron que a la señora Tamayo se le pidió salir del lugar por órdenes de la esposa del gobernador, Martha Érika Alonso.
¿Cómo creerle a Fernando Alberto Crisanto o a cualquier otro funcionario del gobierno, cuando los acreditados defensores de los derechos de los niños describen con lujo de detalles la forma en la que sacaron a la señora, por la puerta de atrás?
Es innegable que la falta de sensibilidad, combinada con la prepotencia de la administración morenovallista, terminó exhibiendo al gobernador y a su esposa, en un foro internacional.
La presencia de doña Elia los vuelve locos. Y en esa lógica, no escuchan absolutamente a nadie.
Reaccionan visceralmente, dan órdenes, pegan gritos, vuelan celulares, quieren desaparecerla.
Pero doña Elia, firme, con su 1.50 de estatura, no pega gritos, no gesticula, no habla, sólo está ahí, exigiendo justicia.
Es un hecho que el valor de doña Elia ha desquiciado a todo un gobierno, el cual no ha tenido el valor moral de asumir su responsabilidad, procesando a los autores materiales e intelectuales de este homicidio.    
Por supuesto, este pasaje existió para los medios locales incorporados en el tripack, para ellos sólo se existieron los discursos de Moreno Valle y su mujer.
Afortunadamente, en el congreso mundial estaban presentes niños y adolescentes de este país, cuya inocencia los hace inmunes a los intereses políticos, a las amenazas del comité organizador y a los alcances del tripack.
Ellos se sensibilizaron con el caso de José Luis Tehuatle y, en el tercer y último día de trabajos, decidieron tomar al toro por los cuernos exigiendo una respuesta para enero.
El video es contundente y demoledor, ésta es la liga y vale la pena verlo:
 
 
Por supuesto, los jóvenes ignoran que el caso ya fue investigado por la CNDH y que el gobierno del estado de Puebla resultó culpable del homicidio.
Pero es muy importante que esos niños hayan tenido más sensibilidad que nuestros propios diputados locales, quienes no han sido capaces de subir el tema a la supuesta primera tribuna del estado.
La valentía de estos infantes los llevó a convertir el estrado de este evento internacional en una tribuna mucho más abierta y plural que la del Congreso del estado.
Debe ser motivo de vergüenza para los diputados y para muchos comunicadores de Puebla que unos niños les hayan venido a poner el ejemplo de cómo defender la muerte de un inocente.