La siempre bien informada columna “Parabólica”, que desde hace un par de meses publica el periodista Fernando Maldonado en Intolerancia Diario, documentó con fotografías el primer accidente suscitado en la "flamante" ciclovía, apenas 26 horas después de haber sido inaugurada.
La revelación de Fernando retoma mayor valor, si recordamos que en su entrega del miércoles pasado denunció las anomalías de esta absurda obra morenovallista.
Y no sólo fue un accidente, ya que unas horas después del primer incidente, en la madrugada del domingo, un automóvil se montó en la ciclovía.
El periodismo oportuno que se anticipa y que advierte fortalece las críticas a un gobernador que por sistema no las escucha, y que prefiere que sus aduladores a sueldo le endulcen el oído.
Por su valor informativo, me permito retomar algunos fragmentos de la columna que ayer lunes publicó Maldonado.
 
No habían transcurrido más de 26 horas de la inauguración de la ciclopista que corre sobre el camellón central del bulevar Atlixcáyotl, a cargo del gobernador del estado, Rafael Moreno Valle, y del director de Petróleos Mexicano, Emilio Lozoya, cuando un primer accidente puso en riesgo la vida de una persona. 
Porque el evento trágico sucedió a media tarde del viernes, ya con el fin de semana encima, o por una acción tardía deliberada en los medios tradicionales de información, tan obsequiosos con la línea editorial trazada desde el gobierno del estado, la nota no se conoció ese día, menos el sábado o domingo.    
Se trataba del trabajador de la empresa prestadora del servicio de dotación y alumbrado en la zona metropolitana Citelum, Raúl Villa Pachuca, electrocutado al hacer maniobras sobre la ciclopista, a la altura del restaurante Toks de Anglópolis, quien tuvo que ser atendido por la unidad de auxilio SUMA número 35.
Las imágenes al alcance del reportero fueron posteadas por un usuario de Facebook, acompañadas del texto: “Lamentable. Descuido de una obra hecha de prisa (e innecesaria) #ciclovía sin revisión de protección civil propicia que joven trabajador reciba descarga mientras coloca adorno metálico”.
El miércoles 26, la entrega de esta “Parabólica” se ocupó de las inconsistencias de una obra diseñada y construida sin observar las más elementales disposiciones de seguridad y protección en la Norma Oficial Mexicana 037-SCT2-2012, de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
No fue el único evento derivado de esa obra paquidérmica, que mide más de 4 kilómetros y costó más de 15 millones de pesos, es decir, casi 3.75 millones de pesos por kilómetro lineal. 
El domingo en la madrugada, un automóvil, conducido a gran velocidad, impactó contra un camión de carga pesado. 
El vehículo compacto rebotó y terminó por derribar unos tres fantasmas tubulares que hacen la función de estructura de contención a unos 30 centímetros de la pista sobre las que corren los velocípedos.
 
A la contundente cita, me permito agregar que, además de las Norma Oficial Mexicana 037-SCT2-2012, a la que hace referencia el columnista, existen otras prohibiciones legales de Protección Civil, para que un espacio donde se desarrollen actividades deportivas esté situado a menos de 4 metros de distancia del arroyo vehicular, considerando que esta pista no cumple con los fines de traslado de las ecobicis, sino como un espacio de ejercicio, lo que implica un uso deportivo. 
En este caso, las bicicletas que recorran los 4 kilómetros de longitud de esta pista circularán a menos de 4 metros de distancia del flujo vehicular de la Vía Atlixcáyotl.
Lamentablemente, no me imagino al director de Protección Civil estatal negando el permiso correspondiente a la obra de la que el Señor de los Cerros se siente tan orgulloso.
Total, si matan a algún incauto bicicletero, con llamarle a los medios tripack, para que no publiquen la nota, será más que suficiente.
Pero si en sólo tres días se presentaron dos accidentes, usted sabrá si toma su bici para jugarse la vida en lo que será un verdadero deporte extremo.