Marco Antonio Martínez, uno de los heridos por disparos de arma de fuego, la tarde del domingo en los campos de futbol de la preparatoria Benito Juárez, murió este martes en el hospital del ISSSTEP, tras haber sido intervenido por segunda ocasión.
Marco Antonio presentaba ocho impactos de arma de fuego en las piernas, espalda y cabeza; quien le disparó aprovechó que se encontraba de espaldas e iba corriendo para tratar de ponerse a salvo de la agresión armada.
Ese mismo domingo, a la hora del ataque, Alejandro Solís González, alias "el Grillo", murió tras ser alcanzado por nueve balazos, uno de estos en la cabeza.
Además, hay otro herido, Israel García, quien también recibió un tiro en la cabeza, y está grave.
De los ahora dos asesinatos, la Procuraduría General de Justicia (PGJ) tiene las manos vacías, no ha podido armar una sola pista para esclarecer el caso, pese a las múltiples declaraciones existentes en la Delegación del Ministerio Público de Homicidios, que indican que los autores materiales son al menos dos internos del Cereso que aportaron el dinero para concretar las ejecuciones, que hay elementos en activo de la Policía Estatal Preventiva (PEP) involucrados, y todos obedecen a una red dedicada al narcomenudeo que opera en la ciudad de Puebla.
Para justificar el doble crimen, la PGJ sostiene el rumor de una "riña deportiva" como resultado de una agresión armada; no balacera, porque las víctimas nunca se defendieron, estaban jugando futbol.
 
La antesala de un doble crimen
El partido de fútbol ‎fue dentro del tornero de Los Reyes Magos; los equipos en disputa fueron uno de San Baltasar Campeche y otro del mercado Emiliano Zapata, de la organización 28 de Octubre, y ninguno de los dos tenía un problema personal o surgió una disputa por el partido.
De hecho, el encuentro transcurrió sin problemas, hasta que un sujeto apodado "Barrigas" se dio cuenta de que entre los integrantes del equipo de San Baltasar se encontraba Marco Antonio Martínez, el sobrino de Oswaldo Nájera Reyes, alias "el Tachi" o "el Mafafo", por lo que al verlo, dijo —algunos han declarado— "ya valió", y corrió a un teléfono público para enviar el reporte. 
Los tiradores pudieron haber llegado en un Jetta o una Liberty de color blanco, y cuando escaparon lo hicieron a bordo de las mismas unidades, sólo que una confusión lo complicó todo.
Una familiar de hoy occiso dijo haber visto a Luis Donaldo Campos Contreras cuando disparaba contra Marco Antonio Martínez, aunque a últimas horas dijo no tener la certeza de que éste fuera el tirador, además de que la prueba de radiozinato que le fue practicada demostró que no había disparado ningún arma.
Otro señalamiento contra Donaldo Campos lo hace una elemento de la Policía Municipal, que a la vez se contradice.
Ella dice que cuando fueron los disparos pasó por el lugar con su patrulla y vio a Luis Donaldo, y que éste le apuntó con un arma de fuego, por lo que se siguió y pidió refuerzo; la otra versión es que vio a Luis Donaldo con un arma de fuego en la cintura y se siguió de frente y pidió refuerzos.
El caso es que Luis Donaldo, tras enterarse de la balacera, fue a ver a sus primos —los del equipo del mercado Emiliano Zapata, de la 28 de Octubre—, quienes iban en la camioneta Ford Lobo blanca y todos fueron detenidos; pese a que dijeron que tras escuchar los disparos buscaron ponerse a salvo y salieron corriendo, abordaron su unidad y se retiraron, pero los detuvieron cerca de la laguna de San Baltazar.
Los sospechosos, incluyendo Luis Donaldo, podrían ser liberados; en su contra no hay delito que perseguir, porque si hubiera cárcel por tener miedo, entonces todo el país tendría que ser cercado con barrotes.
 
Una amenaza cumplida
La madre de Oswaldo, "el Tachi", había declarado, en el momento en que ejecutaron a su hijo —el 7 de marzo—,que había sido amenazada por el grupo que mató a su hijo, de los que dio santo y seña. 
Dijo tener temor de que hubiera otro muerto en su familia, y la PGJ no le hizo caso.
Su nieto Marco Antonio Martínez falleció este martes y las muertes siguen.
¿Hasta cuándo?
Nos vemos cuando nos veamos.