Nuevo golpe mediático y de estructura sufre el PRD morenovallista.
Algunos de los fundadores de ese partido en Puebla anunciaron su renuncia al partido de la presunta izquierda.
El bloque conformado por Jorge Méndez Spínola, la exdiputada federal Rosa Márquez Cabrera, el expresidente de la mesa del Consejo Estatal, Pablo Herrera Romero; el exregidor David Méndez Márquez, Alfredo Lozano, la regidora por la capital Ángeles Ronquillo Blanco y la consejera nacional Shareni Méndez Márquez abandonaron las filas del partido que en las últimas elecciones federales ganó en Puebla.
Los motivos son simples. Este grupo considera que no habrá cambios en la política interna del PRD por parte de la dirigencia nacional, misma que no quiere asumir su responsabilidad de la crisis que se enfrenta el Sol Azteca y se mantiene al servicio del binomio PRI-PAN.
Jorge Méndez Spínola deja una militancia partidista de 40 años que inició en el Partido Comunista Mexicano, el Socialista Unificado de México, Mexicano Socialista, hasta convertirse en 1989 en de la Revolución Democrática.
Sus razones para abandonar el PRD: “No hay posibilidad de que haya un cambio y el partido ha dejado de ser útil para México”.
María de los Ángeles Ronquillo Blanco se declaró regidora independiente en el Cabildo de Puebla. Desde hace 10 meses que tomó posesión del cargo, se ha mantenido al margen de la línea de la dirigencia estatal y nacional, ya que no comparte la forma de actuar de quienes tienen el control, dijo.
La consejera nacional del PRD, Shareni Méndez Márquez, una de las perredistas que se oponen a las alianzas con los partidos de la derecha —el PRI y el PAN—, también anunció su renuncia.
De esta forma, el PRD morenovallista se queda sin militantes históricos. Y también se queda sin historia y sin ideología.
Los "chuchos" de ayer —Luis Miguel Barbosa Huerta, Erik Cotoñeto, Socorro Quezada, Ruth Castro, Gabriela Viveros y otros más— tienen el control de un partido que no les pertenece y que ellos mismos entregaron a un gobierno autoritario y autócrata, que nada tiene que ver con las ideas y los valores de la izquierda.
Todas las llamadas tribus del perredismo han sido y fueron culpables de esta debacle y entrega de un partido con memoria histórica en Puebla, a un proyecto político personal de un gobierno de derecha.
Los intereses y las ambiciones políticas de un gobernante y las de un senador que aspira a la gubernatura poblana terminaron por imponerse a la historia de un partido de izquierda.
Cotoñeto Carmona y su camarilla llevaron a la crisis a este partido, lo desorganizaron, violentaron su vida interna, hicieron del PRD su patrimonio particular, dilapidaron sus recursos económicos y sustrajeron por más de 15 años sus prerrogativas.
Hoy el PRD en Puebla es una vil caricatura, cooptado y entregado a las decisiones de un aparato político del poder en turno.
Perdió su capacidad política, no tiene agenda propia, no habla, no opina, y mucho menos tiene visión de poder; dejó de ser una opción democrática para los ciudadanos.