Hacer periodismo en tiempos morenovallistas ha resultado un ejercicio francamente apasionante. Tras cuatro años de persecución y embargo financiero, la labor de los periodistas que diariamente hacen posible que este diario termine en las manos del lector, me llevan a confirmar que entre mayores obstáculos, más grande es la satisfacción del deber cumplido.
No es ningún secreto que al inicio del sexenio fueron muchos los que apostaron a la desaparición de Intolerancia Diario.
Confieso que fueron varios los momentos en los que pensé que esos agoreros no estaban tan equivocados.
No había más, que encontrar la fórmula para mantener vivo un proyecto periodístico, del que además de su compromiso con los lectores, estaban de por medio centenar de familias.
Para fortuna de quienes vivimos diariamente la pasión de informar, Intolerancia Diario está más vivo que nunca, con un aumento sustancial en el número de lectores, tanto en las ediciones impresas y digitales, así como a través de las redes sociales.
En esta última columna del año, prefiero abrir un espacio para reconocer a cada uno de quienes hacen diariamente este rotativo, en donde incluyo a reporteros, fotógrafos, editores, correctores, choferes y al personal administrativo.
Detrás de cada reportaje, cada nota informativa, cada crónica, cada columna y cada encabezado, está el trabajo y compromiso de Cirilo Ramos, Jaime Torreblanca, Antonio Machado, Ana Jennifer de la Fuente, Mario Martell, Francisco Sánchez, Jorge Castillo, Alfonso Ponce de León, Samuel Vera, Lizbeth Mondragón, Mireya Novo y Cristopher Damián, quienes conforman, la mejor redacción de Puebla.
A ellos se suma toda la familia Intolerante, quienes en conjunto logramos entregar diariamente el periódico que hoy tiene usted en sus manos.
Pero lo más importante, es que este esfuerzo solo tiene sentido cuando termina excitando al lector y este se convierte en un cómplice de Intolerancia Diario.
Esa crítica complicidad entre periodista y lector, es la que marca la diferencia con quienes esa complicidad se funda entre el dueño y el gobierno.
En esta última entrega del año, quiero brindar pluma en mano, por todos aquellos adictos a este periódico y también por aquellos a los que el poder se les esfuma con el correr de los días.
Para fortuna de los primeros, la magia de nuestra comunicación depende únicamente de acudir al puesto de periódicos para seguir siempre unidos. A los segundos,
encabezados por el Señor de los Cerros, solo les quedan dos años para disfrutar del poder.
Para el morenovallismo son cuatro años y contando. Para Intolerancia Diario, quince y los que vengan.
Con toda razón insisten que "lo mejor está por venir".
Salud para todos.