1.- En Fuga, Hierro y Fuego, de Paco Ignacio Taibo I  (uno de los niños cardenistas de Morelia), leemos el por qué los poblanos angelopolitanos eran reacios a recibir en sus casas a los recién llegados.
2.- El autor de Fuga, Hierro y Fuego, narra que la fundación angelical de la Puebla, trazada divinamente, aunque hubo en chinga el trabajo de cinco mil indígenas texcaltecas, huejotzincas, cholloltecas y hasta unos de Atlixcallan, asentó a unas decenas (sesenta y pico) de españoles casi delincuentes, que impunemente extorsionaban a los dueños de los chinchonos existentes.
3.- Estos propietarios no encontraron la manera de librarse del paisanaje improductivo, más que cerrando la puerta de sus sagrados hogares, para proteger a esposas e hijas doncellas.   Conducta que prosiguieron en su trato con los visitantes, mercaderes o inmigrantes que provenientes de la península ibérica llegaban en las naos arribadas en Acapulco, con destino a la capital del virreinato que era la ciudad de México.
4.- Esta sociedad colonial por actitud racional prosiguió su forma de ser siglos mas pues le dió magníficos resultados para lograr su estabilidad general.
5.- Casáronse entre conocidos; hicieron negocios entre ellos; combatieron contra los independientes de 1810-1821; aliáronse por comodidad con centralistas, levantaron la bandera del conservadurismo; rematando con incondicionalidad benevolente el guión, que no el pendón, de Maximiliano de Habsburgo al lado de Doña Carlotita Amalia, que así le decían  sus docenas de damas de compañía mexicanas.
6.- De pronto desaparece la modernidad, llega por evolución natural la contemporaneidad.  Con ella se asientan en estos lares de “mono, perico, y poblano”,  miles de veracruzanos, chiapanecos, defeños, varios norteños,  algunos de la mixteca poblana, y Puebla es ahora una de las 60 principales ciudades mexicanas, donde 1´700,000 y pico de mexicanos no nos damos la mano, no nos apoyamos, no nos organizamos solidariamente, pero seguidores de Octavio Paz: “todos los poblanos estamos en desacuerdo, pero estamos de acuerdo en seguir así”.    
Salvo su opinión.

Nuestra casa

Gracias a la generosidad del doctor Raúl Patiño Tovar, hijo del doctor Patiño Blanco, cúreme de una artera conjuntivitis. Tengo prohibido dar la mano a mis paisanos: Discúlpenme. No sé cómo voy a  pedir el voto saludando con los nudillos, algo inventaré.