Como por arte de magia, en los últimos días, tras el escándalo de la detención del director general de la policial estatal, la inseguridad en Puebla volvió a dispararse a niveles impactantes.
Si los robos en casa habitación y los asaltos con violencia ponían a Puebla en los primeros lugares del país en incidencia de estos delitos, en apenas una semana crecieron como bola de nieve.
Y nadie vaya a creer que es porque el detenido jefe de la policía estaba haciendo su tarea; sino a que mantenía a la delincuencia muy ocupada en la ordeña a granel de combustible que se hacía en todo el estado.
Es decir, que el segundo de abordo de don Facundo, repartía jugosos empleos temporales a quienes realizaban la famosa ordeña y el traslado de los combustibles.
Ahora que el negocio —cuando menos temporalmente— se acabó, los delincuentes volvieron a las calles a competir con los que nunca abandonaron el oficio en las ciudades.
Así las cosas, tanto Facundo Rosas como los mandos policiacos que se salvaron de ser detenidos, ya se largaron de Puebla, heredándonos una ciudad altamente insegura.
Con los antecedentes de Facundo, no se podía esperar otra cosa; y menos cuando todos los hombres cercanos al secretario vinieron de ciudades lejanas.
¿O acaso alguien cree que a estos fuereños  les preocupaba combatir a la delincuencia? 
Por supuesto que no.
Estos tipos vinieron a hacer complicidades con la delincuencia y hoy salieron corriendo de Puebla para ver en donde vuelven a hacer sus fechorías.
Pero la culpa no es de estos personajes, sino de quien los trajo a Puebla conociendo su negro historial.
Por lo pronto, Facundo y su pandilla nos heredaron una Puebla en donde los asaltantes son más, que los limpiaparabrisas en las esquinas.

Más historias de Don Facundo

Retomando otras de las columnas que escribí del funcionario invitado por Moreno Valle, les dejo estas dos que no tienen desperdicio:

Contracara
23 de Mayo de 2013
Las mentiras del Señor de los Cerros


El gobernador Rafael Moreno Valle minimizó la creciente ola delictiva que azota a la ciudad. En entrevista con un reducido grupo de medios radiofónicos aseguró que el asesinato de un cuentahabiente de Banamex, al resistirse a un asalto el pasado martes, es sólo un “incidente” que se presentó y pidió no “sacar de proporción” el hecho.
El Señor de los Cerros miente al presumir que Puebla se mantiene como uno de los estados más seguros de la zona, en comparación con entidades como Veracruz, Morelos o Guerrero. Declaraciones que contrastan con las estadísticas del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Puebla cerró el año 2012 como la sexta entidad con el mayor número de robos con violencia en todo el país, de acuerdo con el informe de incidencia delictiva del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), dado a conocer el pasado 18 de febrero. Este delito estuvo focalizado en la capital poblana, según el estudio realizado por el Consejo Ciudadano para Seguridad Pública y Justicia Penal.
Incluso, en los primeros cuatro meses de este año los robos con violencia se incrementaron 17 por ciento. Con ello, Puebla se convirtió en el tercer estado del país donde más robos con violencia se realizan.
El Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) registró, en los dos primeros meses de 2013, que en la entidad hubo 45 robos violentos a negocios diariamente, en donde se registra uno de los mayores repuntes, ya que el registro pasó de 166 casos en el año pasado a 337 casos para este año, lo que significa que las denuncias se duplicaron en tan sólo un año. Tan sólo entre enero y febrero de 2013 hubo un incremento de 17.6 por ciento con respecto al primer bimestre de 2012.
Incluso, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) dio a conocer, en su último reporte, que de cada 100 delitos del fuero común en el estado de Puebla, 54 se cometen en la capital.
Las colonias que reportaron mayor incidencia delictiva durante el año pasado fueron el Centro Histórico, San Manuel, Bosques de San Sebastián, Santiago, Manuel Rivera Anaya, La Paz, el barrio de Santiago, El Carmen, el fraccionamiento Héroes, Loma Linda, Prados Agua Azul y San Baltazar Campeche, y poco se ha hecho para garantizar mayor seguridad.
Estas cifras tienen sustento en la carencia de un plan operativo para prevenir la comisión de delitos del orden común, los que más afectan a la ciudadanía.  
No hay una política pública para evaluar las acciones policiales, medir resultados y corregir o continuar, según se requiera.
En la capital poblana hay un millón 539 mil 819 habitantes aproximadamente (según datos del INEGI), y sólo cerca de mil 400 elementos para atender a la ciudadanía, lo que nos da 91 policías por cada 100 mil habitantes, y el SNSP recomienda 125 por cada 100 mil habitantes.
El tiempo de respuesta ante una llamada de emergencia de la Policía Municipal de Puebla es de 30 a 45 minutos actualmente. Sólo en 9 de las 17 juntas auxiliares de Puebla hay personal de la Policía Municipal de Puebla.
Estas son las cifras de la inseguridad que impera en Puebla. Todos los ciudadanos las padecemos, claro que para quien se traslada en helicóptero y tiene a su disposición escoltas, la ola delictiva está lejos de alcanzarlo.

 

Contracara
24 de Mayo de 2013
Don Facundo, el gran simulador

Angustiado por la creciente inseguridad en Puebla, el principal responsable de la seguridad en Puebla encontró la fórmula para mejorar los índices de criminalidad de un solo plumazo.
Tal y como ayer lo cité en esta columna, el gobernador intentó defender su gobierno aludiendo a los índices oficiales, los cuales, tal y como se documentó en Intolerancia Diario, señalan que la crisis es inminente, ya que Puebla pasó en 2013 a ser uno de los tres estados con mayor número de robos con violencia, entre otros rubros donde la inseguridad reporta números verdaderamente alarmantes.
Así las cosas, el secretario de Seguridad Pública en el estado, Facundo Rosas, tuvo la ocurrencia de exigir, a partir de ayer, a los elementos de la Dirección de Vialidad Estatal que realicen funciones de policías, obligándolos a documentar diariamente detenciones de raterillos y borrachos, para aumentar los números de presentados ante el Ministerio Público.
La orden implica que todos los agentes de Validad Estatal dediquen parte de su tiempo para realizar pesquisas por toda la zona metropolitana, con tal de cumplir con su cuota de detenidos, en el entendido de que puedan imputarle delitos a cualquier parroquiano con tal de obedecer las órdenes de don Facundo.
Lamentablemente, estos números servirán únicamente para maquillar la grave situación que en materia de seguridad padecemos los poblanos, ya que la inmensa mayoría de los detenidos no disminuirán en nada los abundantes crímenes.
Sobre todo porque el problema mayor es el de los robos con violencia, que son realizados por asaltantes que no pueden ser atendidos por los agentes de Vialidad, por más disposición que tengan.
Un dato revelador es que los agentes de Vialidad no cuentan con el equipamiento para cumplir con funciones de policía.
De entrada, los llamados tamarindos no cuentan con permiso de portación de armas ni cuentan con patrullas adecuadas para persecuciones criminales, ni están equipados con sistemas de intercomunicación policiaca.
Además, no están capacitados técnicamente para enfrentar a un delincuente, lo cual requiere de un adiestramiento altamente especializado.
Sin embargo, para el titular de Seguridad Pública lo importante es darle números “positivos” a su jefe el gobernador, quien está ansioso de mejorar los índices de delincuencia, aunque éstos sean parte de una burda simulación.