No podía ser de otra manera, el morenovallismo no sabe ganar sin las viejas prácticas que aprendió cuando Moreno Valle fue aprendiz de priista.
Tal como sucedió el 18 de mayo de 2014, con las viejas prácticas donde se vio el “acarreohormiga” de votantes a las casillasubicadas en la capital, lospanistas eligieron a su líder nacional: Gustavo MaderoMuñoz.
En esa ocasión el candidato del morenovallismo se impuso tres uno en un proceso manchado por las viejas prácticas de la política mexicana.
A lo largo de su historia el PAN siempre presumió ser el más democrático delos partidos políticos de este país. A través de una especie de asamblea de notables, a los que ellos llamanconsejeros nacionales, decidían a sus dirigentes nacionales.
Sin duda, el formato de elección no era otra cosa que una “democracia”controlada, que atendía a los intereses de la ultraderecha nacional y a la doctrina dictada por los fundadores de ese partido.
Cansados de esa práctica, los panistas transformarony renovaron sus estatutos para abrir su elección de presidente del ComitéEjecutivo Nacional a la base panista.
Sin darse cuenta, los panistas decidieron dar el paso a la verdaderademocracia en el momento menos indicado. Y así en mayo de 2014, por increíble que parezca, la primera elección abierta a la base—supuestamente blanquiazul— la operó en todo el sureste del paísel más priista de todos los panistas, que no es otro que el gobernador Moreno Valle.
Independientemente de las aspiraciones presidencialistas, de los amarres y compromisos que se desprendan del brutal apoyo morenovallista en favor de la campaña de Madero, la realidad esque lo sucedido debió ser motivo de vergüenza para todos aquellos panistas que hasta antes de esta elección presumían la democracia desu partido.
Compra de votos, acarreo descarado, amenazas gubernamentales, chantajes a líderes, exigencia de fotografiar las boletas, uso de unidades oficiales, propaganda negra, correos para inhibir el voto, robo de urnas,operadores gubernamentales, votos sin identificación y una larga listamás de anomalías fueron el sello de la elección panista en Puebla de aquel 18 de mayo de 2014.
Y esos mismos vicios y prácticas se volvieron a repetir ayer domingo. Sólo cambio el nombre. Ahora no fue Gustavo Madero pero sí Ricardo Anaya.
Pero el medio para llevarlo a la dirigencia nacional del blanquiazul fue el mismo.
Desde las primeras horas del arranque de la jornada electoral se percibió el acarreo en los centros de votación panista a donde en camiones llevaban a los panistas.
Hay denunciasde que los votos a favor de Ricardo Anaya se cotizaron en 200 pesos. A un costado de la Iglesia de Santiago se ubicaron los autobuses de transporte en los que se “movilizó” a los simpatizantes panistas de Ricardo Anaya.
Desde las redes sociales se denunciaron las prácticas del acarreo a favor de Ricardo Anaya.
Al final la maquinaria de Ricardo Anaya, respaldada por Gustavo Madero y Rafael Moreno Valle, logró un holgado triunfo.
PAN, la perversión democrática
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